Hay lugares que no solo se visitan, sino que se sienten. Espacios que conectan con nuestra memoria, que nos invitan a detenernos y redescubrir quiénes somos a través de lo que nos ha acompañado en el camino. Renault, una de las marcas más icónicas del imaginario colectivo europeo, está creando uno de esos lugares: un centro expositivo vibrante y familiar, donde convergen pasado, presente y futuro en forma de coches, arte, recuerdos y tecnología. Un viaje sensorial y emocional a través de 125 años de historia que abrirá sus puertas en 2027 en Flins, a las afueras de París.
La exposición no será solo un museo: será una puerta abierta a las emociones. Porque detrás de cada coche hay una historia, un trayecto, una familia que lo vivió. ¿Quién no recuerda una escapada veraniega en un Renault 4? ¿O la emoción de estrenar su primer Clio? Este nuevo espacio está pensado para acoger esos recuerdos y celebrarlos como parte de un patrimonio colectivo. Una experiencia dinámica, interactiva y accesible para todos, en la que podremos pasear entre modelos históricos, admirar obras de arte vinculadas al diseño automovilístico y sumergirnos en una narración viva e inmersiva.
Diseñado por el arquitecto Jacob Celnikier, este recinto de líneas futuristas y alma nostálgica no solo preservará el legado de Renault, sino que lo revitalizará para las nuevas generaciones. Será un lugar donde madres, padres, hijas e hijos puedan reconectar con la historia de una marca que forma parte de nuestra vida cotidiana. Un centro donde el arte y la tecnología se entrelazan con cariño y sensibilidad, como lo haría cualquier álbum familiar.

Flins: de fábrica histórica a corazón cultural de Renault
Elegir Flins como sede de esta gran exposición no es casual. Esta emblemática planta, inaugurada en 1952, ha sido testigo de la producción de más de 18 millones de vehículos, incluyendo modelos tan entrañables como el Renault 5 o el Renault Clio. Pero, además de un lugar de trabajo, Flins ha sido un punto de encuentro entre innovación, diseño y vida cotidiana.
Ahora, con este nuevo espacio, Flins se reinventa como un centro cultural y emocional, una especie de puente entre generaciones. El edificio, que recuerda a una escalera de cristal con seis niveles, ofrecerá vistas únicas a una colección de coches colocados como joyas suspendidas, visibles desde el exterior. Un diseño que invita a mirar, a soñar y a compartir.
La transformación de Flins en un lugar de encuentro artístico y familiar no es solo un homenaje al pasado, sino también una apuesta por un futuro sostenible y creativo, donde la memoria y la innovación conviven para seguir inspirando.

Una colección que nos pertenece a todos
La exposición de Renault albergará una colección de vehículos históricos que emociona por su diversidad y autenticidad. Desde el legendario Type A de 1898 hasta joyas de la Fórmula 1, pasando por iconos populares como el Renault 4 o el Alpine, cada coche representa un fragmento de la vida de alguien, un instante congelado en el tiempo.
Más de la mitad de estos vehículos aún funcionan gracias al meticuloso trabajo de restauradores que, como verdaderos artesanos, han sabido mantener viva la mecánica y el alma de cada modelo. Y lo mejor es que estos coches no solo estarán para mirar: serán parte de una experiencia inmersiva donde se podrán ver en movimiento, en talleres o integrados en instalaciones interactivas.
Y es que, como bien sabemos, el Renault 4 fue el coche de nuestros padres y ahora vuelve eléctrico, inteligente y sostenible. Un símbolo de practicidad y cercanía que hoy se transforma para adaptarse a una nueva era sin perder su esencia.

El arte también se sube al coche
Renault no solo es ingeniería: también es arte. Desde hace casi un siglo, la marca ha promovido la creación artística con una sensibilidad única. En esta exposición, se desplegarán cientos de obras de arte que narran la historia del diseño y del vínculo entre la industria y la cultura.
Desde fotografías de Robert Doisneau hasta creaciones de Arman, Vasarely, Erró o Dubuffet, la exposición será un paseo entre los grandes nombres del arte moderno y contemporáneo. Una oportunidad para apreciar cómo un coche puede ser más que un medio de transporte: puede convertirse en lienzo, en escultura, en símbolo.
Y es que, del R4 al Renault 5, Renault ha sabido fusionar su legado con una visión contemporánea que seduce tanto por fuera como por dentro (descúbrelo aquí). Una evolución que se refleja también en su apuesta artística, siempre inquieta, siempre en movimiento.

The Art Factory: un taller de sueños
En los antiguos talleres de pintura de Flins nace The Art Factory, una residencia artística de 3200 m² donde se dan cita artistas urbanos con ganas de experimentar y crear. Este espacio, que mantiene elementos industriales originales, será un laboratorio creativo abierto al público, donde se gestarán nuevas obras inspiradas en la movilidad y el reciclaje.
El arte urbano se convierte aquí en una extensión natural del propósito de Renault: llevar el arte a la calle, hacerlo accesible y cotidiano, al igual que sus coches. Artistas como Jean Faucheur o Dan Rawlings ya están dejando su huella en vehículos históricos convertidos en obras de arte contemporáneo.
The Art Factory será también una plataforma para artistas emergentes, seleccionados mediante convocatorias abiertas. Muchas de sus obras pasarán a formar parte de la exposición principal, asegurando así una renovación constante de la propuesta artística y un fuerte vínculo con el presente.

Un espacio para reconectar con nuestras emociones
Más allá de la arquitectura espectacular y las colecciones únicas, esta exposición es, ante todo, una propuesta emocional. Un espacio donde las familias podrán volver a sentir, recordar y compartir historias ligadas a los coches que han marcado sus vidas.
Desde talleres familiares hasta experiencias en realidad virtual, pasando por zonas interactivas y rutas sensoriales, Renault quiere que cada visitante —grande o pequeño— viva un viaje a través del tiempo que sea tan educativo como conmovedor.

Será, en definitiva, un refugio para la memoria y la imaginación, un lugar donde reencontrarnos con nuestro pasado automovilístico y descubrir cómo este se entrelaza con nuestra identidad. Una forma de entender que los coches no solo nos llevan de un lugar a otro: también nos conectan con los momentos que más valoramos.