La transición de la cuna a la cama es un momento muy importante en el desarrollo infantil. Por lo general, ocurre alrededor de los dos o tres años, cuando los niños han alcanzado la madurez suficiente para dormir solos y tienen una percepción del espacio más consolidada. Se trata de un gran paso para el desarrollo de la autonomía y autoconfianza infantil, aunque si no queremos que termine siendo contraproducente conviene respetar los tiempos de cada niño y garantizar su seguridad en todo momento. En este sentido, las barreras o barandillas de cama son muy útiles.
¿Qué son las barreras de cama?
Las barreras o barandillas de cama son un accesorio de protección que reduce el riesgo de caídas accidentales mientras el niño duerme. Básicamente, se trata de una especie de valla que se coloca en los extremos laterales de la cama para garantizar la seguridad del pequeño y ofrecer tranquilidad a sus padres. También es buena idea usar una cama baja tipo Montessori para evitar caídas a gran altura.
Teniendo en cuenta la instalación, existen dos modelos de barreras:
- Las que se colocan bajo el colchón.
- Las que se fijan a la estructura mediante un sistema de anclaje.
También pueden ser fijas, es decir, que no pueden moverse una vez colocadas, o móviles que permiten plegarse para mayor comodidad. Además, hay barreras desmontables que suelen ser muy prácticas ya que permiten quitarlas y ponerlas cada día.
¿Qué debes tener en cuenta al elegir la barrera de cama más adecuada para tu hijo?
Elegir la barrera de cama más adecuada para tu hijo no es difícil, pero es importante tener en cuenta algunos aspectos para garantizar la seguridad y durabilidad de este accesorio. Lo primero es asegurarse de que la barrera cumpla con la normativa EN 1930: 2011 que rige la seguridad de cualquier tipo de barrera para niños. Y, en segundo lugar, apostar por materiales seguros y de calidad.
En sentido general, las barreras de madera suelen ser una gran elección ya que son resistentes y muy bonitas, aunque si buscas unas realmente duraderas será mejor que te decantes por unas barreras de metal o aluminio. En cambio, si prefieres una opción más económica, las de plástico suelen cumplir muy bien su función y no son muy caras. Además, hay otras cuestiones que deberías tener en cuenta.
- Medidas de la barrera. Las medidas de la barrera están determinadas por el tipo de cama infantil y sus dimensiones. La mayoría de las camas infantiles suelen tener entre 140 y 150 cm de longitud, y en ese caso, lo ideal es apostar por una barrera de ese mismo largo o apostar por un modelo que se fije a la altura de la cabeza. Respecto a la altura, se recomienda elegir una barrera que sobrepase el colchón en al menos 16 cm. Si se trata de un colchón de altura estándar, la altura de la barrera debería alcanzar los 40 o 50 cm.
- Sistema de fijación. El sistema de fijación a la estructura de la cama es otro de los aspectos fundamentales a tener en cuenta. Si buscas una alternativa práctica y fácil de instalar, puedes apostar por los modelos que se fijan mediante rieles debajo el colchón y que se sujetan con el peso del niño. No obstante, si buscas barreras más resistentes y firmes, la mejor opción son las barreras que se fijan a la estructura a presión o con tornillos, son más complejas de instalar, pero mucho más sólidas.
- Seguridad y confort de la barrera. La seguridad de la barrera también es crucial. En este sentido, conviene asegurarse que la barrera tenga buenos acabados y bordes redondeados para reducir el riesgo de accidentes. Asimismo, se recomienda apostar por barreras con un recubrimiento acolchado que resulte cómodo al apoyarse y permita amortiguar posibles golpes. Una vez colocada es importante que no quede espacio entre la barrera y el colchón para prevenir que quede atrapada alguna de las extremidades del pequeño.