Ser una mujer directiva, emprendedora, creadora de un podcast y madre, entre otras muchas más cosas, suena a ser superwoman, pero nada más lejos de la realidad, es lo que les ocurre a muchas mujeres que dan el paso de ser madres. La maternidad hace a las mujeres a reconvertirse en otras que tienen que compaginar la vida con sus hijos. Lucía Ruz es una de estas mujeres que sirve de altavoz para contar la realidad por la que pasan muchas de ellas. Hemos hablado con ella y te contamos todo sobre su nuevo libro 'Mujeres Madres: empoderadas pero no tanto'.
Uno de los mayores problemas que se encontró Lucía cuando tuvo su primer hijo, fue despedirse de la mujer que había sido durante toda su vida. La maternidad cambia a las mujeres y les hace enfrentarse a una nueva realidad, que no es tan bonita como pensamos porque comienzan los problemas de conciliación y renunciar a lo que eras antes para ser otra persona nueva.
Ha sido ella misma su propia inspiración para narrar los problemas reales que tienen las mujeres cuando un hijo llega a sus vidas. Y aunque no lo parezca toca improvisar en el mundo de la crianza de los hijos: "Yo no hablo de crianza, para eso hay profesionales que lo hacen mejor. Yo hablo de mujeres". Entrevistamos a Lucía Ruz sobre el proceso de adaptación a esta nueva vida y sobre el lanzamiento de su nuevo libro.
¿Qué fue lo que te lanzó a escribir sobre maternidad?
Mi propia experiencia. Cuando fui madre necesitaba que alguien me explicase si todo lo que me estaba pasando era normal o es que yo no lo estaba haciendo bien. Y para mi sorpresa, había una explicación para la mayoría de cosas que me pasaban, ni lo estaba haciendo mal, ni era tan rara como pensaba. Así que decidí empezar a divulgar sobre todo lo que nos pasa a las mujeres con la llegada de la maternidad. Yo no hablo de hijos ni de crianza, hablo de mujeres.

¿Cuál es el mensaje más importante que transmites en tu libro?
Lo que quiero que todo lector o lectora recoja de este libro son las condiciones actuales en que las madres estamos maternando. Hay que poner este tema sobre la mesa, y entender que las Mujeres Madres estamos sosteniendo demasiado. Somos la generación bisagra que está sosteniendo la transición entre el modelo tradicional y el nuevo modelo, y que el empuje debe ser colectivo. La maternidad no es cosa de madres, es cosa de todos.
En tus redes sociales, ¿ven en ti un apoyo cuando no llevan el modelo de crianza tradicional?
Muchas veces alguien cuenta algún momento duro que está viviendo en su maternidad e inmediatamente otras mujeres le comentan ofreciendo consuelo y ayuda, se ponen en común por privado y se ayudan unas a otras. Y esto es oro. Es lo que da sentido a todo lo que hago, porque mejora la vida de las mujeres.
Apoyarnos entre nosotras es vital porque como digo en el libro, no tenemos un modelo que nos sirva como referente, y a veces maternamos con mucha culpa, muchas dudas y miedos, que pueden aliviarse al compartirlo con mujeres viviendo una experiencia similar a la tuya.
Cuando fuiste madre, ¿fue difícil volver a encontrar tu yo-mujer?
Para mi sí. En la maternidad hay sentimientos y experiencias que son universales, pero luego cada mujer tiene sus propios procesos y tiempos, no existe una norma aplicable a todas con respecto a esto. Lo que sí es una norma es que nuestro cerebro se modifica con la maternidad, y esto, inevitablemente hace que nuestra identidad se tambalee, y que la transición de mujer, a mujer que es madre venga acompañada de un inevitable auto descubrimiento.
"Me perdí en la maternidad y con ella perdí mi propia identidad"
Para mí fue como un duelo, de perder a la mujer que era, para conocer a la mujer que estaba destinada a ser. Una versión mejorada de mi misma. Y aunque es un final feliz, eso no quita que el proceso sea duro. Para mi lo fue. Me perdí en la maternidad y con ella perdí mi propia identidad. Hasta que unos tres años después de haber sido madre, mi yo-mujer, empezó a pedirme que la rescatara... me había olvidado de ella.
¿Por qué se juzga tanto a las madres en la crianza y a los padres se les endiosa?
Porque los puntos de partida son radicalmente diferentes. La generación bisagra parte de un modelo tradicional en que el hombre proveía y la mujer criaba. Por lo tanto cuando la mujer sale de su rol de cuidadora para incorporarse al mundo laboral y repartimos el trabajo de la crianza, el hombre está sumando, antes no lo hacía, por lo tanto, por poco que haga, suma, y es llamado padrazo. La mujer, pasa de una dedicación plena al cuidado de los hijos, a restar parte de su dedicación para compartirla con el padre. Y como hemos crecido viendo a las madres hacerlo todo, cuando vemos que una madre no lo hace todo, consciente o inconscientemente entra en tela de juicio.
Hasta que no se desdibujen los roles tradicionales, difícilmente vamos a poder cambiar esta situación. Solo espero que nuestros niños y niñas que ya están creciendo en hogares con otro modelo, tengan otra percepción de lo que significa ser padre y madre, y estos juicios queden en el pasado.