Abelardo es un nombre masculino que deriva de Abel, del germánico ebur, eber, `jabalí´, que, junto al sufijo hard, `fuerte´, significa `fuerte como el jabalí´.
El nombre también se vincula con el término asirio hábel, `hijo´, con lo que significaría `el hijo fuerte´, y con el hebreo hébel, `efímero´. De origen medieval, es frecuente en poblaciones rurales.
Se popularizó por Pedro Abelardo, filósofo inquieto, agudo y genial de la Edad Media. Las pasiones tardías estallaron en su alma y le prepararon su destino desafortunado. A los 36 años se enamoró de Eloísa, sobrina de un canónigo de la catedral de París. Entró en casa de este como instructor para estar cerca de ella. Descubierta su relación, Eloísa fue enviada a Bretaña a casa de su hermana, donde dio a luz un niño: Astrolabio. Tras muchas dificultades, Abelardo ingresó en el monasterio de San Dionisio y Eloísa se hizo monja en el convento de Argenteuil.
Lo celebramos el 28 de diciembre.
Referencia histórica
Abelardo es conocido principalmente por Pedro Abelardo, un filósofo y teólogo del siglo XII. Su vida y su amorío con su estudiante Eloísa han sido objeto de numerosas obras literarias y artísticas.
Personalidad
Las personas llamadas Abelardo suelen ser percibidas como individuos inteligentes, analíticos y con una naturaleza curiosa. Tienen la capacidad de destacar en campos intelectuales y artísticos.
Uso contemporáneo
Aunque puede ser menos común que otros nombres, Abelardo sigue siendo utilizado en algunas culturas y regiones. Su historia filosófica y su significado valioso lo hacen una elección interesante para padres que buscan un nombre con profundidad y distinción.
En resumen, Abelardo es un nombre masculino de origen germánico que significa "noble y fuerte". Su conexión con la filosofía y la historia, así como su significado valioso, lo convierten en una elección sólida y llena de carácter para aquellos que buscan un nombre con una conexión histórica y una sensación de distinción.
