Con la misma naturalidad con la que aceptamos que los niños progresan a una velocidad asombrosa y cada día aprenden cosas nuevas, debemos aceptar que de vez en cuando necesiten dar un paso atrás para tomar un respiro. Entenderemos así mejor por qué Miguel, que era de los que ya quería ir solo a todas partes, de repente no quiere separarse de mamá. O que Luisa, que ya se pasaba mucho tiempo jugando sola, persiga ahora a su mamá por toda la casa cuando siente que esta se aleja.
Quiere volver a ser pequeño
Ya dormía de un tirón y ahora se despierta otra vez varias veces por la noche. Puede haber múltiples causas, pero suele solucionarse con un poco más de atención y volviendo a ese ritual a la hora de acostarle (cantarle una canción, contarle un cuento...) que tanto le gusta y le tranquiliza. Si se despierta por la noche, hay que acudir, calmarle sin luces ni juergas y dejarle que siga durmiendo allí, incluso si la cosa se repite varias veces. Y mucha precaución con llevarle a la cama de los padres: crea hábito fácilmente.
Vuelve a hablar como un bebé
Se da mucho en niños que han tenido un hermanito y es un modo de parecerse a él. Suele durar poco, pero conviene que dediquemos al «príncipe destronado» algunos ratos especiales y en exclusiva, que le hagamos ver las ventajas y privilegios de ser el hermano mayor y que le demostremos que él también es muy importante.
Vuelve a hacerse pis
Estos retrocesos en el control de esfínteres son corrientes, las causas pueden ser múltiples, y hay que tratarlos sin impaciencia, como incidencias frecuentes y normales, que es lo que en realidad son. Recordemos que hasta los tres y cuatro años todavía son bastantes los niños que aún no controlan el pis nocturno.
Vuelve a pedir el chupete
Si se lo negamos rotundamente, existe el riesgo de que recurra a chuparse el dedo, lo que sería más peligroso para su dentadura. Seamos tolerantes, especialmente a la hora de dormir, retirémoslo poco a poco y nunca cuando esté pasando por un momento delicado (nuevo hermano, enfermedad...).