Limpieza de biberones: consejos para padres

Limpiar bien los biberones del bebé después de cada uso es la única manera de evitar la proliferación de microorganismos en la tetina y en el recipiente de la leche. Salvo en casos especiales, no es necesario esterilizar. Te contamos cómo lavar el biberón de tu hijo para garantizar su higiene.
Limpieza de biberones: consejos para padres

Es recomendable esterilizar los utensilios ( tetinas, biberones y chupetes) que el recién nacido va a llevarse a la boca antes de usarlos por primera vez. Tener cuidado en ese sentido. 

Hace unos años, se aconsejaba esterilizar los biberones antes de cada toma, pero desde hace un tiempo, esta recomendación se ha relajado:

Existen varios métodos para limpiar los biberones de los bebés: esterilización en caliente (con agua hirviendo o con vapor); esterilización en frío (con sustancias químicas que se diluyen en el agua del grifo), o, lo más habitual, lavar las piezas que componen el biberón con agua y jabón. Podemos optar por lavarlo a mano o en el lavavajillas, ya que vienen con programas especiales más calientes, que son perfectos para lavar los utensilios.

Es importante recordar que de nada sirve esterilizar las cosas del bebé si la persona que las manipula no se lava las manos antes o las recoge en un lugar en el que hay restos de comida o suciedad. Trabajo en balde. Debemos tener en cuenta que el biberón se introduce en la boca del pequeño, con el riesgo de infecciones que ello conlleva si la higiene no es la adecuada.

Lavar los biberones con agua y jabón

Lo más habitual es lavar el biberón del bebé con agua y jabón, a no ser que el pediatra recomiende esterilizar los biberones (en recién nacidos, en bebés prematuros etc). Para limpiar el biberón del bebé hay que lavarlo muy bien con agua caliente y lavavajillas, junto con la tetina y la tapa. Lo mismo sucede con el chupete. Todo se debe lavar a conciencia y enjuagar correctamente, como es lógico por otro lado, para que no queden restos de jabón. 

Hay que limpiar correctamente  los biberones

Lo mejor es limpiar el biberón en cuanto terminamos de usarlo, para que los  residuos de leche no se queden adheridos. Hay que limpiar el biberón, la tetina y la tapa con agua caliente y jabón, y aclararlos muy bien para evitar que queden residuos.

Los cepillos para limpiar biberones resultan muy útiles, porque se adaptan al contenedor largo y estrecho del bibe y a la forma de la tetina y permiten llegar a todos los recodos.

Al lavar el biberón, tenemos que insistir especialmente en la rosca y los bordes interiores del biberón y de la tetina, ya que es donde se acumulan residuos con más facilidad, y ya sabemos que los residuos de leche contienen microorganismos que se reproducen con mucha facilidad.

Cuando terminamos, conviene dejar el biberón en un lugar en el que reciba aire, para que se seque bien, con cada pieza por separado y boca abajo, de manera que las gotitas escurran. No debemos secarlo por dentro, es mejor que el agua se seque sola para que no entre ningún virus.

No hay que guardar los biberones con todas las piezas encajadas (recipiente, tetina, disco de seguridad y tapa) hasta que estén bien secos, para evitar la proliferación de bacterias y gérmenes.

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  • Ainara Ortiz
  • Mª José Lirola