La Organización Mundial de la Salud establece que la mejor alimentación para el recién nacido es la lactancia materna, exclusiva hasta los 6 meses y posteriormente hasta que decidan la madre y el bebé. Pero habrá muchas veces que la lactancia sea imposible por mil motivos, algunos de ellos solucionables y otros que no lo serán. Lo más importante es respetar la decisión de los padres y apoyarles para poder preparar adecuadamente los biberones de leche de fórmula. Si revisamos cómo prepararlos, cómo darlos y con qué frecuencia optimizaremos las tomas y la alimentación será más adecuada.
1. Para un bebé, alimentarse es más que ingerir comida.
Las tomas (bien de lactancia materna o de fórmula) son un momento muy íntimo, un tiempo para que el bebé conozca a la madre y viceversa. Es por ello que es importante que sea algo muy especial, que le hables y le acaricies.
Para favorecer el contacto físico puedes apoyar al niño sobre tu pecho desnudo mientras come ya que se facilitan y potencian los reflejos de succión y de deglución.
2. Adecuada temperatura
La leche del biberón debe de estar entre 35 y 37 ºC, nunca más caliente (que no queme). No importa si queda algo más tibia, pero no es bueno que esté fría pues puede producir retortijones y deposiciones muy blandas.
Para comprobar la temperatura del biberón basta con echar unas gotas en la cara anterior de la muñeca.
3. Frecuencia y duración
La lactancia materna es a demanda, sin frecuencia ni duración estipulada más que la que demande el bebé. En el caso de la lactancia de fórmula será lo mismo ya que debemos respetar los ritmos de hambre y saciedad del bebé y si le forzamos a hacer algo no natural será más complicado que lo aprenda y lo mantenga.
No tengas prisa, cada bebé necesita su tiempo para comer. Algunos son muy glotones y se lo terminan en seguida pero a otros les gusta pararse y seguir comiendo.
4. Cuida la postura
Para que la toma vaya bien es fundamental que tanto el bebé como quien le da de comer estén cómodos. Apoya bien la espalda en el respaldo y coge al bebé en brazos. Para estar más cómoda, puedes ponerte un cojín debajo del brazo que sostiene el biberón. La cabeza del bebé debe reposar en el otro brazo y quedar más alta que su estómago, así tragará menos aire.
Es bueno cambiar de brazo al bebé a media toma (o de una toma a otra). Así, se previenen los dolores de espalda que produce mantener la misma postura mucho tiempo seguido. Además, el bebé se acostumbra a comer en cualquiera de las dos posiciones y puede mirar primero hacia un lado y luego hacia el otro.
Hay que mantener el biberón inclinado para que la tetina esté siempre llena de leche. Así el bebé tragará menos aire. Conviene retirarlo de vez en cuando, ya que los lados de la tetina pueden pegarse y no dejar fluir el líquido.
5. Fuera gases
Durante la toma el bebé suele tragar aire que se va acumulando en su estomago. A veces la presión es tan fuerte que para de comer y no vuelve a succionar hasta echar ese aire que le está molestando.
Para ayudarle a expulsarlo, colócale erguido sobre tu hombro y dale unas palmaditas ligeras en la espalda.
Si no ha terminado de comer, puede continuar después con el biberón.
6. Limpieza de biberones
También es importante tener en cuenta la higiene de los productos y utensilios que el bebé se lleva a la boca. Hace un tiempo se recomendaba esterilizar los biberones antes de cada toma, pero ahora esta recomendación es más ligera y lo que se recomienda es hacerlo antes de usar el biberón por primera vez, aunque algunos profesionales consideran que lo adecuado es esterilizarlo antes de las tomas durante los tres primeros meses.