Los padres educamos para que los hijos vuelen libres

Proporcionar al niño tiempo, flexibilidad, amor y límites es fundamental en su día a día.

La crianza es todo un arte, con esta sencilla frase lo explica Alejandro Schujman, psicólogo argentino que habla de la adolescencia con el respeto que esta etapa merece, “Educar consiste en estar cerca para cuidarlos, pero lejos para no asfixiarlos. Difícil pero no imposible”. En su libro “No huyo, solo vuelo. El arte de soltar a los hijos” nos habla precisamente de lo importante de encontrar el equilibrio para educar con límites porque los padres que no saben decir NO generan mucho sufrimiento en los hijos. Su mensaje es contundente, “No seamos pares, seamos padres, y démosles lo que ellos precisan: tiempo, flexibilidad, amor y límites, con esos ingredientes no puede fallar”.

Consejos útiles para la educación de nuestros hijos - Foto: Istock

Sarah-Jayne Blakemore, especialista en el desarrollo del cerebro durante la adolescencia, tiene una frase que me gusta también: “no debemos demonizar la adolescencia, pues es fundamental para llegar a ser quienes somos”, muchos titulares de prensa nos muestran una adolescencia rebelde, egoísta y que si por ellos fuera sólo vivirían los fines de semana, pero lo cierto es que no están describiendo al adolescente de la actualidad, sino al que ha existido siempre.

Durante siglos los adolescentes han sido descritos con los mismos estereotipos, Sócrates ya los describía así: “Ahora a los niños les gusta el lujo. Tienen malos modales, deprecian a la autoridad; no respetan a los mayores y prefieren la cháchara al ejercicio”. Por lo tanto, cuando te digan “los jóvenes de ahora no tienen respeto por nada…”, piensa que llevamos años pensando lo mismo y no entendiendo que hay conductas que se tienen que dar a determinada edad, nos guste o no.

Cómo ayudar a tu hijo adolescente sin hacer nada

Cuando llega del instituto, no le hagas muchas preguntas

Lleva toda la mañana en el instituto, poniendo atención, escuchando, esforzándose por no perder el hilo de una clase que le interesa escuchar para el examen de mañana, asumiendo que tendrá que hacer más tarea en casa porque en una de las asignaturas estuvo distraído hablando con su compañero con la mirada y gestos, llega con hambre a pesar del gran almuerzo que se ha llevado… como comprenderás lo que menos le apetece es responder a preguntas abiertas.

Tiene que reponer energía, no seguir desgastándose. Sin embargo, lo que sí necesita es sentirse cómodo, a gusto, con ganas de descansar, por eso dale una buena acogida y espera a otro momento para preguntarte por qué ayer dejó tirada su chaqueta en el salón.

Cuando está jugando, piensa si lo que le pides es realmente urgente

A veces están jugando y pasando un buen rato, pero los padres lo interpretamos como una pérdida de tiempo porque todo lo que no es producir corre el riesgo de verse como “no hacer nada”. Si no estudia, no hace deporte, no está en la escuela o no está recogiendo su habitación, no hace nada de utilidad. Tengamos cuidado con esto porque para estar bien es muy importante reír, pasar buenos ratos y nos guste o no con muchos videojuegos se logra ese objetivo, como con todo, hay que limitar el tiempo, el uso, los momentos y los contenidos, pero esto ya corre por nuestra cuenta.

Pensemos en esta situación, ayer dejó la chaqueta en el salón y aunque le dijiste que la recogiese dijo “ya voy“, y nunca fue. Así que hoy estás dispuesta a que te obedezca, aunque sea usando el argumento “porque lo digo yo y punto”.

La pregunta que nos podemos hacer es, ¿realmente es tan importante lo que le estoy pidiendo que estoy dispuesta a cargarme un momento agradable? ¿Realmente quiero que aprenda algo importante como el orden y la responsabilidad o me tiene tan harta que ya no estoy dispuesta a pasarle una? La emoción desde la que nos comunicamos con nuestros hijos es importante porque necesitan ver muchos ejemplos de autocontrol. Puede que alguien se pregunte, “entonces ¿no le decimos nada y que haga lo que quiera?” La respuesta sería: realmente puedes decir todo lo que quieras siempre y cuando las palabras que viertes sobre tu hijo le hagan florecer y no lo marchite, a partir de aquí que cada uno saque sus reflexiones.

Cómo educar a nuestros hijos para que vuelen libres - Foto: Istock

Cuando está discutiendo con su hermano, no los separes

Los niños necesitan aprender a discutir, discutiendo, por eso cuando oímos gritos y aparecemos cometemos varios errores: posicionarnos a favor de uno de ellos, dar nuestra opinión sin que la pidan, ofrecer soluciones y la peor de todas, castigarlos sin jugar juntos por discutir mientras juegan, quizás ahora que me lees te suene más raro que cuando lo aplicas.

No es fácil, lo sé, soy consciente de que la mayoría de temas que escribo son más fáciles de escribir que de practicar, pero tienen tantos beneficios que merece la pena que hagamos el esfuerzo de apostar por ello.

Si apareces que sea para moderar, ofréceles un espacio de reflexión, que permita el diálogo, si se acostumbran a hablar de sus problemas van a agradecer poder hacerlo y recuerda que no todo hay que solucionarlo, a veces solo hay que hablarlo para vivir la experiencia de ser escuchado.

Os invito a escuchar esta entrevista que le hice a Alejandro Schujman cuando lo invitamos a participar en uno de los eventos que hicimos sobre educación emocional en Navarra, “Los padres educamos para que los hijos vuelen libres”.

Recomendamos en