Los niños no se ahogan con este tipo de comida. El peligro son los alimentos duros, sobre todo los duros y redondeados como los cacahuetes, kikos, pipas, avellanas...
Cuando un niño empieza a comer, se atraganta. Es algo inevitable, lo mismo que, cuando empieza a caminar, se cae de culo.
Tú dejarás caminar a tu hija, aunque se pueda tropezar. Pero, claro, lo que no harás es dejarla cruzar la carretera sola. Estarás allí durante sus primeros pasos, dispuesta a sostenerla si tropieza, a levantarla si cae (o a animarla a que se levante solita), a evitar que vaya hacia sitios peligrosos, etc.