Barreras y puertas de seguridad para niños, ¿cuándo es recomendable ponerlas?

Son elementos interesantes pero conviene informarse muy bien antes de elegir el modelo adecuado para proteger a tu hijo sin que exista ningún tipo de riesgo para su salud.

Tanto cuando habitamos una casa nueva a la que llegamos ya con niños, como en el caso de que estos lleguen al hogar familiar habitual, es fundamental poner a punto la vivienda para que no existan riesgos para el bebé, especialmente a partir del momento en el cual empiece a moverse con autonomía.

Proteger las esquinas y los enchufes, asegurar que no puedan acceder a la cuerda de estores y cortinas -desde la cuna, sobre todo-, cerrar bien las terrazas y ventanas cuando estén los peques en casa, o poner seguros en las puertas para que se pillen los dedos son algunas de las medidas más recomendables. Además, en viviendas en las que haya escaleras o acceso a jardín, incluso piscina, es conveniente impedirles el acceso por si en un despiste de los adultos deciden acceder solos.

Para ello, uno de los elementos a los que más se recurre son las barreras y puertas de seguridad para niños. Son útiles en su propósito, de ahí su éxito, pero conviene tener en cuenta que hay determinados diseños y determinados contextos en los que pueden ser perjudiciales. De hecho, aunque no sea un número muy reseñable, pueden llegar a causar lesiones en el niño, así que antes de elegir modelo es conveniente informarse bien al respecto.

El modelo ideal

Según explica la Asociación Española de Pediatría en esta información basada a su vez en la Guía de la Alianza Europea para la seguridad infantil, “Existen barreras de tipo acordeón, con apertura en forma de uve en la parte superior y con forma de rombo entre los listones, que implican riesgo de estrangulamiento o de que el niño se quede atrapado al intentar atravesarlas o trepar por ellas”.

Estos modelos están prohibidos desde hace tiempo, pero alertamos sobre ellos porque es muy habitual reutilizar elementos infantiles entre miembros de la misma familia, amigos, o incluso adquiriéndolos en tiendas de segunda mano. Pasa también con las cunas, las sillas del coche -otro de los productos que se debe confirmar que esté homologado en base a la normativa vigente-, los carritos y, por supuesto, la ropa. Pues también con las barreras de seguridad, pero en este caso hay que tener especial cuidado.

Según la AEP, a la hora de comprar nueva una barrera o puerta de seguridad infantil, es imprescindible tener algunos aspectos en cuenta. Por ejemplo, no comprar barreras a presión para la parte superior de las escaleras. El motivo, que “Al no estar atornilladas a la pared, si el niño las empuja pueden volcarse, provocando su caída por las escaleras”, advierte antes de aconsejar que estas se puedan anclar y fijar bien a la pared, además de que se abran completamente, sin la barra de base. Las puertas y barreras a presión, por su parte, son recomendables solo para las partes inferiores de las escaleras, donde la caída en caso de que estas se caigan no conlleva un riesgo tan alto.

La correcta instalación

Por otro lado, todos los expertos, y también la AEP, aconsejan seguir muy bien las instrucciones de instalación para no cometer errores que puedan poner en riesgo la salud del niño. “Una vez instalada, compruebe que cuando está abierta no hay posibilidad de que su hijo pueda quedar atrapado en ningún sitio y que no tenga bordes o salientes afilados”, añaden.

Otro aspecto reseñable es la edad máxima recomendada para el uso de este tipo de elementos de seguridad porque hay un matiz que lleva a la AEP a recomendar que no se haga uso de las barreras a partir de los 2 años de edad del niño: la altura de la misma. “A esta edad puede trepar o tirar la puerta y lesionarse”, indica, por lo que en caso de querer usarla más tiempo es necesario que el modelo esté homologado para niños de más edad, lo cual supone que sean lo suficientemente altas y seguras como para que no exista tal riesgo. Por lo general, los fabricantes no indican la edad, pero sí la altura para la cual la barrera es apta. Por ejemplo, de 0 a 140 centímetros, pero también las hay hasta 80 cm, hasta 95 cm, etcétera.

Por supuesto, en este sentido, es absolutamente imprescindible también comprobar que el producto cuenta con la etiqueta de que cumple la normativa europea vigente, lo cual implicará, entre otros detalles, que los listones de las barreras no tengan una separación entre sí que pueda suponer un riesgo para el menor en caso de que intente meter su cabeza.

Por último, también es muy importante asegurarse de que todas las barreras están bien cerradas siempre que el niño esté en vivienda, y también comprobar siempre los mecanismos de cierre y estabilidad cada vez que se utilicen. Además, desde la AEP advierten de que antes de arreglar la barrera en caso de fallo sin los conocimientos para ello, es mejor adquirir una nueva o que la arregle un profesional.

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