Cuello
Coloca al bebé sobre un rulo (o un balón de playa), apoyándole sobre el pecho como si fuera a echar a volar. Sujétale con firmeza los pies y hazle rodar adelante y atrás con cuidado. Al desplazarse hacia delante estira los brazos y trabaja la musculatura del cuello.

Cabeza
A partir de los tres o cuatro meses (el niño tiene que estar tumbado boca arriba), puedes incorporarle agarrándole únicamente de las axilas y dejar que sea él quien se esfuerce por sujetar la cabeza.

Sentido espacial (I)
Colócate boca arriba, con las rodillas flexionadas, y tumba al bebé sobre tus empeines. Después, sube las piernas despacito, sujetando al pequeño con tus manos para impedir que se caiga. ¡Le encantará columpiarse sobre ti!

Sentido espacial (II)
Sienta al bebé sobre una pelota grande y muévele hacia los lados. Al observar su entorno desde distintas posturas desarrolla la orientación espacial.

Pectorales
Con un simple palo no muy grueso (de una escoba por ejemplo) puedes ayudarle a fortalecer los músculos pectorales. Cuando se agarre a él con las manos, tira un poco de la barra hacia atrás.

Piernas
Al subir por los peldaños de una pequeña escalera (obviamente hay que ayudarle), el bebé adelanta las rodillas y ensaya el futuro movimiento de gateo.

Vista
Muéstrale un dibujo en blanco y negro (los tonos que más llaman su atención) y muévelo hacia los lados. Lo seguirá con la mirada. Para mantener el interés cambia la imagen.

Oído
Puedes educar el oído del bebé, desde que nace, haciendo sonar cerca de él un sonajero. Girará la cabeza hacia el lugar de donde procede el sonido.

Tacto
Tejidos, macarrones... Para estimular el tacto vale cualquier cosa que no tenga bordes cortantes. El contacto con diferentes texturas le ayuda a desarrollar los términos sensoriales de las manos.
