¿Puede originarse un tumor antes de que el bebé haya nacido? Un equipo internacional de científicos, liderado por el centro alemán Hopp Children's Cancer Center (KiTZ), ha descubierto que algunos tumores cerebrales infantiles —específicamente, los meduloblastomas del grupo 3/4— pueden comenzar su desarrollo durante el primer trimestre del embarazo en un tipo celular cerebral muy especializado conocido como progenitor de células en cepillo unipolares (UBC, por sus siglas en inglés).
El hallazgo, publicado en la revista Nature, supone un giro en la comprensión de cómo se inicia este tipo de cáncer infantil, que representa un reto terapéutico aún hoy en día y afecta principalmente a niños y niñas pequeños.
Según este nuevo trabajo, las primeras alteraciones que marcan el inicio del tumor no son mutaciones en oncogenes como se pensaba hasta ahora, sino cambios a gran escala en el número de copias de cromosomas completos (CNVs). Esos cambios suceden en etapas muy tempranas del desarrollo embrionario y permanecen en "modo silencioso" hasta que, más tarde, se activan y dan lugar al tumor visible y sintomático.
Este descubrimiento no solo aporta conocimiento científico, sino que también abre interrogantes fundamentales sobre el impacto de la salud prenatal en el futuro desarrollo del niño, la posibilidad de diagnósticos más precoces y, en el futuro, estrategias preventivas más eficaces.

Un hallazgo sorprendente
Los investigadores aplicaron tecnologías de análisis celular de última generación —por ejemplo, secuenciación de núcleo único y transcriptómica espacial— a tumores cerebrales recogidos de niños diagnosticados con meduloblastoma grupo 3/4.
Al analizar el material genético y los perfiles de expresión de más de 180 tumores, encontraron patrones genéticos consistentes con la presencia de eventos iniciadores muy tempranos, anteriores incluso al nacimiento del niño. Mediante un modelo matemático basado en relojes mutacionales y dinámica clonal, los científicos estimaron que el 24% de los tumores analizados comenzó su desarrollo en el primer trimestre de gestación, otro 35% en la etapa final del embarazo y un 26% en el primer año de vida.
La gran sorpresa fue que las mutaciones en oncogenes como MYC y MYCN, clásicamente asociadas a la progresión del cáncer, no eran los desencadenantes iniciales, sino cambios que se daban en etapas posteriores y que empujaban al tumor a crecer y resistir tratamientos.

Qué tipo de cáncer es el meduloblastoma
El meduloblastoma es un tipo de tumor cerebral maligno que se origina en el cerebelo, la parte del cerebro encargada de la coordinación motora y el equilibrio.
Es el tumor cerebral maligno más frecuente en la infancia y representa aproximadamente el 20% de todos los tumores cerebrales pediátricos, según el National Cancer Institute (NCI) de Estados Unidos.
Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su clasificación de tumores del sistema nervioso central, identifica al meduloblastoma como un tumor embrionario del sistema nervioso central, con varios subtipos moleculares, entre ellos los grupos 3 y 4, que son los estudiados en el artículo que analizamos.
Qué impacto tiene el descubrimiento
Más allá del evidente impacto pediátrico en lo que respecta a la detección y tratamiento de este tipo de tumor cerebral, el descubrimientos permite ampliar el enfoque sobre el desarrollo infantil desde una mirada más temprana y global, que considera incluso la vida prenatal como una etapa crítica de programación biológica.
Saber que algunos tipos de cáncer se originan durante el embarazo no implica que puedan prevenirse hoy por hoy, pero subraya la importancia de una atención prenatal de calidad, un entorno libre de tóxicos y seguimiento especializado en embarazos de riesgo.

Además, este tipo de investigaciones empujan a la ciencia a buscar marcadores cada vez más precoces. ¿Será posible, en el futuro, detectar la predisposición a ciertos tumores durante la gestación o en los primeros meses de vida? ¿Podría esto cambiar la forma en la que se diseñan las estrategias de cribado infantil?
También ofrece a las familias una posible explicación biológica para diagnósticos difíciles: saber que un tumor no se “formó de repente”, sino que podría estar ligado a un desarrollo celular anómalo desde la etapa fetal, puede ser relevante emocionalmente y en la toma de decisiones médicas.
Para padres que han atravesado un diagnóstico de cáncer infantil, estudios como este ayudan a comprender mejor la enfermedad y a combatir el sentimiento de culpa o la sensación de haber podido hacer algo para evitarlo.
Por otro lado, se confirma una idea que en Ser Padres hemos tratado desde otras perspectivas: la vida intrauterina no es solo una espera, sino un momento decisivo en la historia de cada niño. Puedes ampliar esta idea en artículos como este sobre el vínculo con el bebé en el embarazo.

Un paso más hacia la medicina personalizada infantil
Este trabajo también ilustra cómo la combinación de genómica, biología del desarrollo y modelado matemático está revolucionando la oncología pediátrica (en España, los últimos descubrimientos contra el cáncer infantil han disparado la supervivencia). No se trata solo de tratar un tumor cuando ya ha crecido, sino de entender cómo, cuándo y por qué empieza a existir.
En el futuro, este conocimiento podría dar lugar a herramientas de detección precoz o incluso intervenciones personalizadas en etapas preclínicas. A buen seguro tendrá mucho que decir la IA. Y es que la inteligencia artificial ya está impactando en pediatría.
Mientras tanto, invita a seguir reforzando las políticas de salud maternoinfantil, el acceso a controles prenatales y el seguimiento adecuado del desarrollo neurológico infantil.
Referencias
- Konstantin Okonechnikov, Piyush Joshi, Verena Körber et al. Oncogene aberrations drive medulloblastoma progression, not initiation. Nature, 2025. DOI: 10.1038/s41586-025-08973-5
- National Cancer Institute (NCI). Childhood Brain and Spinal Cord Tumors Treatment (PDQ®)–Patient Version. U.S. National Institutes of Health.