Nueve trucos que pueden evitar que el bebé regurgite mucho

Todos los bebés expulsan un sorbito de leche cortada después de las tomas o cuando eructan. Es normal y no hay por qué preocuparse. Si regurgitan mucho, unas sencillas medidas pueden hacer que disminuya la cantidad.
regurgitaciones bebé

¿Has visto a tu bebé expulsar un sorbito de leche justo después de cada toma? ¿Cuando le sacas los gases? Es completamente normal, no es vómito: es la regurgitación y hay varios trucos que puedes llevar a cabo para que regurgite lo menos posible. ¿Quieres conocerlos?

Antes vamos a explicar, con la ayuda del pediatra Ernesto Sáez Pérez, en qué consiste.

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¿Por qué regurgitan?

Muchas veces los bebés regurgitan porque han comido más de lo que cabe en su pequeño estómago, por eso las regurgitaciones suelen salir a la vez que los niños echan el aire.

¿Las regurgitaciones son molestas o peligrosas?

Las regurgitaciones no causan malestar ni tos y no son peligrosas para el niño: no hay riesgo de que se  asfixie si regurgita estando tumbado. El mayor inconveniente es que mancha su camiseta o la ropa de mamá cuando ella lo coge en brazos. Por eso, las madres suelen colocar una toallita sobre el hombro cuando ponen al bebé a eructar.

¿Es normal que el bebé regurgite en todas las tomas?

En las primeras semanas de vida el niño puede regurgitar después de cada toma, sobre todo en la hora siguiente; hacia los seis meses, cuando comienza a sentarse, la frecuencia de las regurgitaciones disminuye de forma notable y hacia los diez o doce meses deja de regurgitar.

¿Y que regurgite muchas veces a lo largo del día?

Muchos bebés que regurgitan después de todas las tomas tienen reflujo gastroesofágico. El músculo que une el esófago y el estómago (esfínter esofágico) no se cierra bien o se relaja, dejando salir una parte del contenido del estómago. Si el trastorno es leve, se corrige de forma espontánea a medida que el músculo madura.

¿Se pueden prevenir?

Es imposible evitar que el niño regurgite, pero hay unos trucos para disminuir la frecuencia y la cantidad de las regurgitaciones, cuando son llamativas. La mayoría de los bebés regurgitan poco y no es necesario ponerlos en práctica.

¿Y si las regurgitaciones son más abundantes cada vez?

Cuando en las primeras semanas o meses las regurgitaciones son muy frecuentes y abundantes (el niño expulsa cierta cantidad de leche), el bebé puede tener ardor en el esófago o la laringe después de las tomas, provocado por los ácidos del estómago. En los casos más intensos, el pediatra puede recomendar poner en práctica todas las medidas que disminuyen las frecuencia de las regurgitaciones. Algunos médicos también aconsejan añadir espesantes al biberón o darle una leche antirreflujo, aunque cada estos productos vez se recetan menos.

Si el problema persiste, el médico puede aconsejar medicamentos para acelerar el vaciamiento del estómago o para disminuir la producción de ácido del estómago. En caso de que esas medidas sean insuficientes, el doctor puede pedir pruebas (ecografía, radiografía con papilla de bario, pH-metría esofágica), con el fin de descartar anomalías anatómicas. En todos estos casos el bebé tiene otros trastornos: está irritable después de las comidas, llora mucho, aumenta poco de peso o come mal.

¿La regugitación puede confundirse con el vómito?

No, todas las madres saben distinguirlos. En la regurgitación sale sin esfuerzo una cantidad pequeña de leche, muchas veces después del eructo, en cambio, en el vómito contenido del estómago se expulsa a la fuerza, además es más abundante y molesto que la regurgitación.

¿A qué se debe el vómito?

El vómito aparece cuando el diafragma y los músculos abdominales se contraen, por orden del centro del vómito (que está en el cerebro). Este centro se activa cuando el niño sufre una infección en el aparato digestivo o en el oído o cuando hay sustancias anormales en la sangre (productos tóxicos o medicamentos).

¿Los vómitos ocasiones son preocupantes?

En las primeras semanas de vida, los vómitos ocasionales no suelen tener importancia, muchas veces están relacionados con algún trastorno de la alimentación (exceso de comida, al niño se le ha forzado a comer, etc.). Ahora bien, si los vómitos salen con fuerza o se repiten, hay que consultar con el pediatra.

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