Mi hijo está empezando a tartamudear, ¿debo preocuparme?
¿Qué es el tartamudeo y por qué aparece? ¿Deben preocuparse los padres cuando, de repente, su hijo/a empieza a tartamudear de un día para el otro?
Javier tiene 4 años. Es un niño sano; hasta ahora todas sus revisiones de salud han sido normales. Empezó a decir las primeras palabras con el año de vida y con dos a enlazarlas en frases de dos palabras. En el último año su vocabulario se ha ampliado bastante, pero sus padres han notado que a veces tartamudea y esto les preocupa.
¿Qué es el tartamudeo y por qué se origina?

Mi hijo está empezando a tartamudear
Los estudios más recientes demuestran que el origen de la tartamudez es neuro-motor. Digamos para entendernos que no hay una buena coordinación en la parte del cerebro encargada de la organización de los movimientos del habla, por lo que aparecen prolongaciones de las palabras, repeticiones y bloqueos.
¿A qué edad es más frecuente y cuáles son los factores de riesgo?
Entre los 2 y los 5 años se produce una etapa de gran eclosión lingüística y se necesitan movimientos más precisos para pronunciar las diferentes palabras. Alrededor del 5% de los niños tienen problemas de fluidez en el lenguaje en algún momento del desarrollo, a menudo de forma intermitente, sobre todo si están emocionados o cansados. También si se sienten presionados para hablar, por ejemplo, si los acribillamos a preguntas: “¿Cómo ha ido el cole?, ¿Qué has aprendido, ¿Te has comido la merienda?, ¿Has jugado con tu amigo Juan?” Este tipo de tartamudeos generalmente tiende a desaparecer con el tiempo. Sin embargo, debemos de prestar atención a algunos factores de riesgo como:
- Antecedentes familiares: son el factor de predicción más importante.
- Sexo: los niños tienen el doble de probabilidades de tartamudear que las niñas.
- Edad de inicio: los niños que empiezan a tartamudear a partir de los 4 años tienen más riesgo de tener un tartamudeo persistente.
- La coexistencia con otros trastornos del habla o del lenguaje.
¿Cuáles son las diferencias entre el tartamudeo típico y aquel que me debe preocupar?
En la mayoría de los casos los problemas de fluidez en el lenguaje desaparecen por sí solos, pero en otros los signos de tartamudez permanecen y debemos ponernos en manos de un profesional lo antes posible. Vamos a ver como podemos distinguir un caso de otro.
En el caso del tartamudeo con poco riesgo (aquel que probablemente desaparecerá solo) el niño repite una palabra o frase entera (la niña me-la niña me-la niña me ha dicho) mientras que si repite un sonido o sílaba (la niña m- m-me ha dicho) existe más riesgo de cronificación. Es normal que un niño en proceso de aprendizaje use muletillas igual que los adultos (umn, ehh) pero si prolonga los sonidos (Yooooo-Yooooo quiero ir al parque) tiene más riesgo de que el tartamudeo permanezca.

Tartamudeo en niños
Además, encontraremos bloqueo al hablar, esfuerzo físico para pronunciar, gestos que acompañan la tartamudez como parpadear más a menudo o carraspear y conductas de evitación, como desviar los ojos de la mirada del adulto.
También pueden aparecer reacciones negativas o frustración al hablar. En estos casos se debe consultar siempre con el logopeda y si tenemos un niño que no presenta estos signos de alarma, pero sus problemas de fluidez con el lenguaje duran más de seis meses también es muy recomendable que sea valorado por el especialista.
¿Cómo puedo ayudarle?
- No le interrumpas cuando ha empezado a hablar ni termines sus frases. Aunque le cueste, saber que él solo puede terminar la frase, reforzará su autoestima.
- No desviar la mirada cuando el niño tartamudea. Intentar mantener una actitud neutra y comprensiva; nuestros ojos no deben transmitir angustia o preocupación. Si nos mostramos agresivos o le regañamos, reforzamos su miedo a expresarse.
- Dar ejemplo, hablando nosotros despacio y con un tono medio- bajo
- Comenta la situación con el profesorado del colegio o escuela infantil. Seguramente sepan mejor que tú como abordar el problema, pero es mejor que estén prevenidos. Poner al niño en un aprieto preguntándole delante de toda la clase o haciéndole recitar una poesía pondrá al pequeño más tenso y nervioso, haciendo el problema más patente ante sus compañeros y pudiendo dando lugar a conductas de aislamiento o burlas por parte de otros niños.
¿Qué debo evitar?
- Jamás le digas “Cállate” o “Habla bien” o le hagas repetir aquello que le ha costado decir.
- No le digas: “Si no puedes decirlo, no lo digas”. Esto minará la confianza en sí mismo, haciéndole ver que no es capaz de hablar, cuando el objetivo es todo lo contrario.
- No le digas “tranquilo”, “tranquilízate”, “respira hondo” ó “piensa antes de hablar”. El niño ya está tranquilo, y ha salido de él la iniciativa de hablar, así que limítate a escucharle con una actitud comprensiva y relajada.
- No le acribilles a preguntas, ya que entenderá que debe hablar rápido. Es mejor comentar que preguntar. Por ejemplo, en vez de decir “¿Qué has aprendido en el cole?” dile: “Veo que estás aprendiendo muchas cosas nuevas en el cole”. Esto propiciará una conversación, pero sin que el niño sienta presión por contestar inmediatamente.