Equitación para niños: todo lo que debes saber si tu hijo quiere aprender a montar a caballo

Es una de las actividades de tiempo libre que más ha crecido en los últimos años, y no es extrañar teniendo en cuenta sus múltiples beneficios y lo estimulante que es para los críos.
Equitación para niños: todo lo que debes saber si tu hijo quiere aprender a montar a caballo

Una de las actividades extraescolares que más ha crecido en los últimos años entre los niños ha sido la equitación, que une dos de los aspectos que más motivan a los pequeños: la experiencia activa y los animales.

Mucha gente cree que es una actividad de tiempo libre prohibitiva, pero no lo es tanto. Al menos no en comparación con otras muchas disciplinas que requieren, por ejemplo, una inversión mayor en materiales. En la equitación, solo se necesita unas botas, ropa cómoda para empezar y, más adelante, ropa técnica que se puede adquirir incluso de segunda mano o de forma económica en tiendas especializadas, y el casco. Este último, elemento fundamental de seguridad, lo facilitan muchos de los centros que ofrecen clases a caballo para críos en la primera toma de contacto, pero también puedes comprarlo asegurándote de que cumple los estándares de seguridad actuales. Son inversiones moderadas y que no requieren un gasto continuo en material. 

Edad para empezar

Dependiendo del centro la edad de inicio para montar a caballo es una u otra. Suele no ser antes de los cuatro años en el caso de las academias que disponen de ponis o individuos de alguna otra especie de caballos pequeños. Es a partir de los seis años cuando la mayoría de los centros especializados inician a los niños en la montura de caballos grandes pero, insistimos, depende de cada escuela la edad mínima para una y otra cosa.

Beneficios de su práctica

No así los beneficios que aporta, que son comunes se lleve a cabo donde se lleve a cabo. Además de que es muy estimulante y motivadora por lo que conlleva, la equitación infantil permite a los más pequeños crear un vínculo muy especial con el animal al que montan. Esto tiene múltiples lecturas positivas, y una de ellas es el amor por los animales y el respeto que desarrollan por ellos gracias a la conexión que construye con el caballo. Y es que, la hípica no incluye solo montar: también visitan en el establo al animal, lo alimentan y lo limpian, entre otras tareas.

Y lo hacen de forma autónoma, por lo que es una forma inmejorable de desarrollar su autonomía y, sobre todo, su sentido de la responsabilidad. Además, al sentirse independiente y capaz, se verá reforzado su autoestima de forma inmediata, y por supuesto le permitirá desconectar también a nivel mental de su rutina habitual, tanto por el hecho de pasar más tiempo en relación con la naturaleza como la motivación que le supone pasar tiempo con el animal.

A nivel físico, la equitación supone una forma de fortalecer sus músculos y mejorar cualidades como la flexibilidad, el sentido del equilibrio y la coordinación.

Cómo iniciarse

Se puede optar por apuntar a clase al niño en una de las muchas escuelas que ofrecen esta actividad o bien empezar con alguno de los campamentos que organizan. Tienen un tiempo limitado, pero el niño podrá probar de forma intensa la actividad y valorar si le gusta o no. Las clases regulares, por su parte, suelen tener una recurrencia de una o dos veces a la semana, pero a diferencia de otras actividades su duración es más larga, de ahí que sea habitual que se lleven a cabo los fines de semana por las mañanas en muchos centros.

Además de los minutos que se dedican a aprender a montar, de 30 a 60 generalmente, se dedica mucho tiempo a las demás tareas anteriormente mencionados de atención y cuidado del animal. No se puede generalizar sobre las tarifas porque depende mucho de la escuela que imparta las clases y de su contenido y duración.

En cualquier caso, antes que buscar la opción más económica es importante escoger un centro que mantenga en buen estado tanto a los caballos como el estable en el que viven, que los profesores tengan la formación adecuada y que las clases sean personalizadas. Y por supuesto, que el niño tenga la seguridad de que montará a un animal acorde a su edad y características físicas.

Recomendamos en