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Corte de digestión: qué es y por qué se produce

¿Hay que esperar para meterse en el agua después de haber comido? La misma pregunta una y otra vez cada verano. Hablamos con los expertos sobre el corte de digestión y aclaramos dudas.

El llamado “corte de digestión” es un mito casi exclusivamente hispano. La realidad es que los manuales más serios sobre cuidados pediátricos, como las recomendaciones de seguridad de la Academia Americana de Pediatría no indican ninguna recomendación de tiempo de espera con respecto al baño después de las comidas. Tampoco los consejos médicos para submarinistas lo mencionan. El término médico podríamos considerarlo como hidrocución.

Otra cosa es el síndrome de hidrocución. Este es un malestar o incluso desmayo que se produce por el contacto súbito en agua muy fría. No se produce por la digestión sino en cualquier circunstancia en la que se da un cambio brusco de temperatura. Existe más riesgo, por ejemplo, tras haber estado un período prolongado expuesto al sol o estar muy acalorado después de realizar actividad deportiva y sumergirse a continuación en agua fría.

Hay riesgo a partir del momento en que baja la temperatura de nuestro cuerpo al menos cinco grados. Ese cambio brusco provoca un estrechamiento de los vasos sanguíneos, por lo cual, llega menos sangre al cerebro, lo que puede provocar hasta el desmayo. Por cada grado que disminuye la temperatura corporal, se reduce el flujo sanguíneo cerebral en un 6-7%.

Los síntomas más habituales son:

- Palidez y escalofríos.

- Visión nublada y mareos.

- Náuseas y vómitos.

- Un corte brusco de la respiración y de la llegada de oxígeno al cerebro, que acaba en desmayo.

La fisiopatología del por qué ocurre no es del todo clara, pero al parecer la respuesta respiratoria normal ante el enfriamiento de nuestra piel inhibe los controles autonómicos y voluntarios los cuales pueden llevar a la pérdida del estado de conciencia y consecuente ahogamiento. Además, tenemos evidencia de que estos fenómenos pueden causar una arritmia o irregularidad en el ritmo cardiaco que a su vez puede ser mortal. Por último, el estímulo excesivamente frío puede causar una vaso-constricción extrema y comprometer la circulación coronaria (de nuestro corazón) causando un infarto.

La mortalidad de la hidrocución es alta y el tratamiento consiste en soporte cardiorrespiratorio y medidas de primeros auxilios avanzadas. Si estamos ante un caso de hidrocución debemos llamar a emergencias de manera inmediata e iniciar maniobras de resucitación (CPR). Es por esto por lo que nuestros esfuerzos deben centrarse en la prevención, sobre todo en niños y adultos mayores pues son quienes están en mayor riesgo.

Ya que la clave en la prevención es evitar el cambio brusco de temperatura; en caso de que estemos tomando el sol o tengamos mucho calor, es conveniente hacer una inmersión gradual cuando nos bañemos. Podemos iniciar mojando pies, luego brazos y así sucesivamente con el fin de que nuestra temperatura vaya bajando poco a poco. Esto es importante sobre todo en aguas frías (por debajo de 27ºC). Las comidas copiosas antes de un baño también deben evitarse ya que esto puede favorecer que la circulación sanguínea se concentré más en el aparato digestivo y que, por lo tanto, llegue en menor grado a nuestro cerebro y a nuestro sistema cardiorrespiratorio.

Artículo asesorado por el Dr. José Enrique Sánchez Martínez, Coordinador Neonatología Hospital Vithas Xanit Internacional y Hospital Vithas Málaga y la Dra. Daniela Silva Silva, Responsable de la Unidad de asistencia médica a domicilio de Vithas Internacional. Especialista en Medicina Interna y Geriatría

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