Desde que Sigmund Freud estableció la hipótesis de que en las mujeres se dan dos tipos de orgasmos, vaginales y clitorianos, a través de otros estudios que han profundizado en ello y del elemento más efectivo que existe para que una idea cale, el boca a boca, buena parte de la sociedad piensa que es así. Pero según expertos en sexología contemporáneos, esto no es así. Solo hay un orgasmo. Otra cosa es la forma por la que se alcance o qué se estimule más para ello.
A grandes rasgos, Freud relacionaba el orgasmo logrado mediante la estimulación del clítoris con la inmadurez sexual femenina, mientras que el vaginal, que según el famoso psicoanalista se producía por la penetración, con la madurez sexual. Sin embargo, no fue hasta finales del siglo pasado cuando se empezó a divulgar de forma más intensa cómo es la estructura del clítoris y cómo funciona este en lo que respecta al sexo.
Las zonas más y menos sensibles
Para entender bien en qué consiste el orgasmo femenino es necesario saber que el clítoris tiene dos partes, el glande en el exterior -tiene muchísimas más terminaciones nerviosas que el masculino- y la crura, parte interna que abraza a la vagina, mucho más grande que el glande. Además, el clítoris es eréctil, dato que no todo el mundo sabe, lo que le permite crecer al excitarse.
Con la penetración, es la raíz del glande la que se estimula más, y según los sexólogos esta zona es menos sensible, de ahí que no siempre se llegue al orgasmo por esta vía -es más probable si se estimula el punto G, tejido rugoso situado en el primer plano anterior de ma vagina-, y muchas mujeres decidan estimularlo de forma simultánea a sí mismas.
¿Cómo puede alcanzarse el orgasmo?
Por lo tanto, esta distinción entre tipos de orgasmos femeninos que se retrotrae a los tiempos de Freud no es más que un mito sexual. Un orgasmo es un orgasmo, y se puede alcanzar de formas muy diversas, si atendemos a clasificaciones como la de la investigadora y experta en sexología Betty Dodson, que habla hasta del al menos nueve formas distintas de sentir el orgasmo en base a cómo se lleva a cabo la estimulación de las zonas erógenas femeninas.