Junto al de la adaptación escolar y al de si es más importante elegir un cole cerca de casa o dar prioridad a otras cuestiones en la elección de centro, el tercer gran debate en torno a la vida escolar que se reaviva en septiembre con la vuelta al cole es el de “uniforme sí vs uniforme no”.
Podríamos plantear la cuestión de la forma más aséptica posible: con una lista de los pros que dan sus defensores y una lista de las ventajas que ensalzan aquellas personas que son partidarias de que los niños lleven la ropa que deseen a clase. Pero si lo hacemos estaríamos cayendo en lo de siempre, así que hemos optado por darle una vuelta y enfocarlo de otro modo tras analizar dichas listas de beneficios sobre las dos opciones.
Por este motivo, hemos decidido profundizar en el debate confrontando ideas y argumentos, posicionándonos lo menos posible, especialmente en aquellas cuestiones que se pueden defender con argumentos tan contrapuestos como válidos. Como vas a ver, estamos ante uno de esos debates en los que no existe blanco y negro porque la decisión final depende en gran medida de qué priorice cada persona al plantearse la duda. Tratamos de explicarlo a continuación.
¿Qué es más caro?
En su origen, el uniforme se empezó a utilizar en las congregaciones religiosas de países europeos con el objetivo de evitar distinciones entre alumnos de distintas clases sociales y al mismo tiempo, entre otros factores, para generar un sentimiento de pertenencia y una identidad más fuerte.
Estos argumentos siguen siendo utilizados hoy en día por centros escolares y personas partidarios del uniforme, pero el primero de ellos ha quedado obsoleto o por lo menos en entredicho por una realidad: la democratización de la ropa infantil y el aumento general del precio de los uniformes. Actualmente sigue estando claro que puede potenciar la identidad del colegio en cuestión y que es posible que ayude a fortalecer el vínculo del alumno con dicho centro escolar (también hay quien asegura que puede ser contraproducente por la obligatoriedad de llevarlo); sin embargo, no está tan claro que evite distinciones sociales porque para familias en situación de vulnerabilidad el gasto en uniformes al año supone un esfuerzo que no está al alcance de cualquiera.
En cambio, hay muchas opciones en el mercado para comprar ropa de niño económica. Cualquier que haya echado un vistazo al precio medio de los uniformes hoy en día entiende a dónde queremos llegar: es cierto que limita las desigualdades entre el alumnado pero en sí mismo puede suponer también una barrera de entrada al mismo. El debate está servido en este sentido, con argumentos contrapuestos válidos.
Expresión de la personalidad y desarrollo de la creatividad
En lo que el debate no tiene mucho recorrido es el hecho de que el uniforme sea más cómodo para los padres porque facilita la previsión -no hay que pensar qué se ponen al día siguiente- y en que impulsa la disciplina puesto que no deja de ser una norma llevarlo que hay que acatar. Si como padres estas dos cuestiones son prioritarias, no hay duda de que seréis defensores del uso del uniforme y haréis bien en defender la causa.
Por contra, en lo que el debate vuelve a coger temperatura es en punto concreto de la discusión donde hay opiniones para todos los gustos: si fomenta más la creatividad y el desarrollo de la personalidad en los niños llevar uniforme o no hacerlo.
No nos vamos a mojar al respecto, pero sí ofrecemos la visión completa: a priori, parece evidente que poder elegir tu ropa permite volcar en ello tu personalidad, luego es una ventaja visto así el no llevar uniforme para los niños. En cambio, hay quien opina que lo que potencia la creatividad de los alumnos es el uniforme porque les obliga a ser originales a la hora de darle su toque personal a su imagen y también les hace buscar nuevas formas de expresión para comunicarse. Como casi todo en este debate, ambas posturas son defendibles como argumentos a favor. ¿Dónde te posicionas tú?
Al igual que en el caso del sí al uso del uniforme, el no también cuenta con un argumento a su favor que no se puede rebatir: la educación ha cambiado muchísimo en los últimos años, especialmente en Infantil y Primaria, donde cada vez es más activa y menos estática en clase. Si a esto le sumamos que los niños salen al recreo y lo último que quieren es estar sentados cuidando sus zapatos brillantes, la conclusión está clara: no llevar uniforme es más práctico y cómodo para lo que suelen hacer en el cole, sobre todo durante el recreo. Basta con recordar, si llevaste uniforme en su día, lo incómodo que era para jugar al fútbol, ya llevaras pantalón o falda en el caso de las chicas.
Cuestiones sexistas
Por último, debemos introducir en el interesante debate una variante más: el sexismo. Otrora tampoco generaba discusión alguna este factor porque el uniforme de niños y niñas tradicionalmente ha sido siempre distinto -pantalón y falda respectivamente-, pero bien es cierto que cada vez son más los centros escolares que permiten el uso de pantalones a todos sus alumnos, con independencia de su sexo. De nuevo, no es nuestro objetivo posicionarnos, pero es un argumento que se debe valorar a la hora de reflexionar acerca de si somos defensores o no del uso del uniforme en los colegios.
Esperamos que está fotografía general sobre la cuestión te ayude a posicionarte de uno y otro lado. Y si ya lo estabas, que te permite cuestionarte si estabas en lo cierto con lo que pensabas hasta la fecha al respecto del uniforme escolar.