‘Uno, dos, tres,… ¡Bieeeeen!’. Es común escuchar esta frase en muchos parques infantiles en los que se ven padres e hijos divirtiéndose en los diferentes toboganes y columpios. Pero, de entre todas las escenas, hay una que se repite con más asiduidad: padres con sus niños en el regazo que no dudan un segundo en deslizarse con ellos por un tobogán, buscando algo más de seguridad.

Una escena en la que, sobre todo, son protagonistas los niños pequeños que todavía no saben caminar o mantener bien el equilibrio por sí solos. Aunque los padres lo hacen con la mejor de las intenciones, un estudio científico demostró hace unos años las razones por las que puede ser peligroso para la salud de los peques y por qué es necesario dejar de practicarlo.
No te deslices con tu hijo por un tobogán
Los resultados de la investigación, presentada en una Conferencia y Exhibición Nacional de la Academia Estadounidense de Pediatría en septiembre de 2017, mostró que los niños de cinco años y menores de esta edad presentan mayor riesgo de lesiones en las piernas (entre las que se incluyen huesos rotos) cuando se deslizan en el regazo de otra persona por un tobogán.
No se llegó a estos resultados de forma baladí: los autores del estudio pudieron concluir después de utilizar el Sistema Nacional de Vigilancia Electrónica de Lesiones de la Comisión de Seguridad de Productos para el Consumidor de Estados Unidos para llevar a cabo el análisis. De esta manera, concluyeron que más de 35.000 niños menores de cinco años resultaron heridos en toboganes entre 2002 y 2015 cuando se deslizaban en el regazo de una persona. De todos ellos, el 36% sufrió una fractura de hueso.
Además, encontraron que los niños que más posibilidades tienen de resultar heridos son los que tienen entre 12 y 23 meses de vida, justo la edad a la que más posibilidades tienen de tirarse sobre el regazo de otra persona, pues tienen más dificultades para moverse de manera autónoma por el espacio.
De hecho, ya ha habido casos virales de niños que han terminado en el hospital por esta causa: es el caso de Heather Clare que te contábamos hace algunos años. Esta mamá de dos niños pequeños se subió al tobogán con su hija Meadow sentada en su regazo y la pierna de la pequeña quedó atrapada en la atracción. Compartió su historia en Facebook acompañada de una fotografía impactante con la que explicaba que, al llevar a su hija a urgencias, los médicos le habían advertido de que ese tipo de accidente es más común de lo que pensaba.
Y es que, en este caso el motivo fue que la pequeña cambió sus piernas de posición cuando ya se habían comenzado a deslizar, por lo que su mamá no se percató del movimiento y acabó en una pequeña desgracia.
La importancia de no sentir culpa si ya lo has hecho
Aunque, como decimos, esto es lo que argumenta la investigación antes referenciada, es necesario que los padres eliminen el sentimiento de culpabilidad si alguna vez se han tirado con su hijo en el regazo por un tobogán. Quizás, en el momento, pensaron que era la opción más segura para que el niño se divirtiese sin riesgo; sobre todo, si es un pequeño que todavía no tiene el suficiente equilibrio o el suficiente desarrollo como para tirarse solito.