Por qué no deberías forzar a tu bebé a andar nunca

Es una cuestión de salud la que explica por qué debemos evitar la tentación de poner de pie a los bebés antes de tiempo.
Niño caminando (Foto: iStock)

A todos los padres nos gusta ver la evolución de nuestros hijos pequeños. Nos emociona incluso en muchos casos, especialmente cuando consiguen hitos que son inolvidables. Es el caso del caminar. Sin embargo, la emoción y las ganas porque anden a veces nos hacen precipitarnos y, en consecuencia, cometer un error que puede ser grave si nuestros bebés no están preparados para andar todavía.

No debemos insistir en forzar a los peques para que se pongan de pie o caminen si ellos no lo hacen solos. Cualquier especialista médico en pediatría o fisioterapia infantil lo advierte. “Los bebés recién nacidos no tienen formada la articulación de la cadera”, explica el equipo de Fisiopediátrica Al Día en una publicación acompañada por varias imágenes radiológicas que muestran la evolución de la cadera en los bebés. “Imagina cómo es la cadera de un bebé de 8, 9 ó 10 meses, ¿cómo crees que le puede afectar a esa cadera cargar un peso para el que no está preparada? O ¿cómo puede afectar un saltador ejerciendo impacto sobre una articulación sin osificar que es sobre todo cartílago? Lo mismo con los andadores o los correpasillos…”, añade.

Niño caminando (Foto: iStock)

El equipo de Physiopolis, por su parte, explica en este sentido que “Los bebés nacen con un arqueamiento de piernas fisiológico debido a la posición que adoptan dentro del vientre materno”. Son tres años en los que este movimiento se va corrigiendo y es fundamental no forzarles durante dicho tiempo. “Si forzamos a nuestro hijo a posturas para las que aún no está preparado (y esto incluye el uso de tacatás o saltadores de puertas), podemos acentuar ese arqueamiento y que aparezcan problemas a nivel muscular u óseo más adelante”, advierten desde el centro de fisioterapia. “Además, forzarlo a caminar antes de tiempo propicia que el bebé se salte etapas evolutivas tan fundamentales como el gateo. Aprenderá a caminar, sí, pero no tendrá recursos a la hora de caerse”, añaden.

Por lo tanto, para proteger la salud y el desarrollo autónomo y correcto de cada bebé, debemos evitar ponerles a andar para que practiquen, negarnos a las presiones sociales que nos invitan a hacerlo porque “les falta fuerza”, y reprimir las ganas de ponerles de pie y cogerles por los brazos que a veces aparecen. Nada de esto es positivo para los bebés que no están preparados para andar. Deben seguir su propio ritmo y hacerlo cuando ellos estén preparados, no cuando los adultos queramos que lo estén. “No tenemos que enseñarles a hacerlo; lo saben hacer, pero no lo harán hasta que no estén listos”, señala el equipo de Fisiopediátrica Al Día. “No tienen que coger fuerza, ya la tienen”, añaden.

En cambio, sí es positivo para el desarrollo de esta habilidad psicomotor “promover el movimiento libre y respetar los tiempos de cada bebé es lo mejor y más sano para ellos”, señalan desde la clínica especializada. Por ejemplo, que pasen tiempo en el suelo bocabajo, en espacios seguros y controlados, es la forma en la que permitiremos que los peques, motu propio, adquieran los diferentes hitos del movimiento que ayudan al crecimiento óptimo de la cadera: volteos, arrastres, gateo y bipedestación finalmente.

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