Se conoce por anemia a la “disminución significativa de la cantidad de hemoglobina en los glóbulos rojos”. La hemoglobina es necesaria para poder transportar el oxígeno por la sangre y llevarlo a los diferentes órganos de nuestro cuerpo. La anemia causada por un déficit de hierro es la más habitual en los niños y también en la población adulta.
¿Cómo se manifiesta la falta de hierro y por tanto la anemia?
Para que se forme la hemoglobina es necesario que el cuerpo tenga suficiente hierro ya que es indispensable en la estructura de la misma. Cifras bajas de hierro en sangre tendrán como consecuencia cifras bajas de hemoglobina y por tanto la aparición de los síntomas característicos: palidez, fatiga, cansancio, apatía, irritabilidad, insomnio...
Afortunadamente, si se detecta de manera precoz, la anemia por falta de hierro es relativamente sencilla de tratar. Pero antes de tratarla es importante saber por qué se ha producido: problemas de carencia en la dieta, problemas en la absorción del hierro de los alimentos o pérdidas excesivas de sangre. Los sangrados abundantes sostenibles en el tiempo son una de estas causas; por ejemplo, la menstruación en las niñas y adolescentes.
¿Cómo se diagnostica y cómo se trata?
El diagnóstico definitivo de la anemia es tan sencillo como una analítica sanguínea. En la analítica observaremos cifras bajas de hierro asociadas a cifras bajas de hemoglobina. En caso de que no sea por falta de hierro puede no detectarse mediante una analítica básica, por lo que recomendaremos ampliar las determinaciones solicitadas para llegar a un correcto diagnóstico.
Una vez el diagnóstico de anemia en el niño o niña está confirmado procederemos a tratar según el tipo de anemia. Dado que estamos hablando de las causadas por la falta de hierro como las mayoritarias, en estos casos el tratamiento recomendado es la suplementación de este mineral esencial para la salud del organismo. El tratamiento es vía oral pero no hay que olvidar que suele provocar alteración en el color de las heces (se vuelven negras) o problemas digestivos generalmente leves. La gran mayoría de preparados con hierro se tienen que tomar con el estómago vacío o acompañados de bebidas ácidas (como un zumo de naranja). Evitaremos tomarlo junto con lácteos ya que dificultan su absorción.
De forma paralela al tratamiento y tras revisar la causa original, incidiremos en la dieta como principal fuente de hierro para los niños. Analizar el día a día en la alimentación infantil será la mejor manera de prevenir la anemia en el futuro. Ten en cuenta que alimentos ricos en hierro son las legumbres, a todas luces muy saludables, los huevos, el pescado, cereales como la avena, la verdura de hoja verde, los moluscos en conserva (mejillones y berberchos contienen grandes cantidades de hierro) y también la carne roja, pero está última ya sabes que se debe consumir con moderación.
De todos modos, en caso de que detectes síntomas en tu hijo o hija de que algo no va bien, consulta con su pediatra y ponte en sus manos para ayudar a que se recupere lo antes posible siguiendo los consejos médicos, sea anemia lo que le tiene o no.