Ahora que se acerca el frío, es normal que muchos padres se pregunten hasta qué punto puede ser interesante traer a casa un humidificador o un vaporizador, para utilizar en aquellos momentos en los que nuestros hijos se encuentren acatarrados, con mucosidad y con congestión nasal.
Y es que es enormemente común que los niños, en especial los más pequeños, contraigan entre seis a ocho resfriados y otras infecciones del tracto respiratorio superior cada año. Como indican distintos estudios, optar por un buen humidificador o vaporizador puede ser de utilidad a la hora de disminuir la congestión y otros síntomas comunes del resfriado, pudiendo ayudarlos, por ejemplo, a dormir mejor por las noches.
No obstante, es normal tener dudas no solo sobre las diferencias que pueden existir entre ambos dispositivos, sino si se trataría de una opción especialmente recomendada y adecuada.
¿Qué es un vaporizador y para qué sirve?
Los vaporizadores actúan calentando agua hasta que se convierte en vapor caliente. Se diferencian de los humidificadores principalmente por esta funcionalidad, dado que estos dispositivos generan una niebla fría. Pero comparten algo en común: ambos añaden humedad al ambiente y, por lo general, tienden a utilizarse como una forma de ayudar a aliviar los síntomas asociados al resfriado.
Los expertos señalan que no es recomendable utilizar un vaporizador cerca de los niños, dado que el agua caliente podría derramarse y el vapor podría quemar al pequeño si se acerca demasiado. Por tanto, en la mayoría de las ocasiones recomiendan usar un humidificador de vapor frío.

En este sentido, los estudios sugieren que los humidificadores de niebla fría también pueden acabar siendo más efectivos para aliviar los síntomas del resfriado, en comparación con los vaporizadores a base de vapor.
¿Para qué sirve un humidificador y en qué consiste?
Como vemos, tanto los humidificadores como los vaporizadores se utilizan normalmente para ayudar a aliviar los catarros. Esto es debido a que el aire húmedo que crean estos dispositivos, y que expulsan al ambiente, puede aflojar la mucosidad en la nariz del niño, facilitando con ello la respiración. Y no solo eso, también puede ayudar a calmar el dolor de garganta y aliviar la tos.
Pero debemos tener en cuenta algo importante: los humidificadores no han sido bien estudiados, de forma que, al menos por el momento, no hay una evidencia científica definitiva de que realmente funcionen para aliviar los resfriados. Mientras que, en el caso de los estudios existentes sobre los vaporizadores de vapor caliente, sugieren que en absoluto ayudarían con los resfriados.
¿Cómo usar un humidificador correctamente?
Colocarlo cerca del niño
Evidentemente, no tan cerca como para que el niño pueda alcanzarlo y tocarlo, pero sí lo suficiente como para que pueda beneficiarse del aire húmedo proporcionado por el dispositivo.
La importancia de usar siempre agua destilada o filtrada
El agua corriente del grifo a menudo contiene minerales, que pueden acabar acumulándose en el humidificador y dispersarse en el aire. Además, también pueden facilitar la reproducción de bacterias en el interior del dispositivo.
Mantenerlo muy limpio
Los gérmenes prosperan en cualquier lugar donde haya agua. Por tanto, debemos asegurarnos siempre de drenar y limpiar el humidificador luego de cada uso.
De lo contrario, las bacterias que se acumulan en el dispositivo pueden vaporizarse en el aire y terminar en los pulmones del niño, donde pueden causar otra infección.
También es conveniente secarlo muy bien después de limpiarlo, ya que esto ayudará a evitar que crezcan moho y bacterias.
Aún cuando pueden ser dispositivos interesantes, lo más recomendable es consultar primero al pediatra de nuestro hijo y, seguidamente, en caso de usarlos, leer muy bien las instrucciones del producto. No obstante, recordar que tanto los humidificadores como los vaporizadores no se recomiendan para niños con asma.