Las urgencias de los centros de salud y hospitales se llenan de familias con niños y niñas pequeños que, ante la duda, prefieren prevenir y acudir al médico ante algún síntoma preocupante cuya posible gravedad se les escapa. Otras veces, hay que reconocerlo, vamos a urgencias demasiado pronto. De nuevo, las dudas y la preocupación pueden con nuestra (relativa) calma.
Nadie dice que no debamos ir a urgencias con los niños y niñas pequeños, tampoco los y las pediatras, pero sí es cierto que hay unas pautas recomendables, de carácter general, que es bueno conocer cuando se tienen peques. Pautas que sirven para no colapsar las urgencias y no darnos un paseo en balde y hacer que un niño o niña que está un poco débil tenga que salir de casa para pasar horas, con suerte minutos, en una sala de espera hospitalaria, donde por cierto abundan los virus.

Con la intención de ayudar a las familias, la pediatra Mar López Sureda, divulgadora sobre todo lo que tiene que ver con la infancia y la salud, ha compartido en un post cuáles son los síntomas que sí justifican una visita urgente al médico, los signos de alarma en niños para ir a urgencias. Son cinco en total:
- Vómitos y diarrea: a los que se suman ojos hundidos en el peque, llanto sin lágrimas, que no hace pis o que su piel tiene poca elasticidad —”le pellizcas y la piel no vuelve a su sitio”, dice la pediatra—. Este es un cuadro de urgencias.
- Manchas en la piel: se denominan petequias, y son manchas “que no desaparecen al estirar o presionar, sobre todo si además el peque tiene fiebre, vómitos y dolor de cabeza”, explica Mar López Sureda.
- Dificultad para respirar: para comprobar si es más que una dificultad respiratoria propia de un catarro o virus similar, la pediatra aconseja fijarnos en las costillas. Si se marcan al intentar respirar, se oyen pitos al respirar o lo hace muy rápido, la situación puede ser grave. Hay que ir a urgencias.
- Dolor de barriga continuo y que va a más: es decir, explica la doctora López Sureda, “no son retortijones ni un dolor que va y que viene, sino que siempre tiene dolor y va a más”.
- Convulsión por fiebre: sin condiciones, “sobre todo si es la primera vez”, apostilla la pediatra.

Además, Mar López Sureda suma a la lista de motivos clínicos para ir a urgencias pediátricas con un niño o niña dos cuadros o síntomas más que son típicos de la primavera y, en el caso del segundo, del verano, que es cuando más tiempo juegan en la calle los peques.
Uno de ellos es la escarlatina, que se manifiesta, según la pediatra, con anginas y sarpullido. “Normalmente, desde los cinco años”, dice. También es compatible la escarlatina con síntomas como el dolor de garganta súbito, que aparece de un día para otro, fiebre alta de forma brusca, ganglios hinchados y, en cambio, no aparecen ni tos ni rinorrea, que es el “moco claro como ‘agüilla’”, indica la doctora Mar López Sureda.
En este caso, añade, la pediatra, “lo que vemos en la piel es rasposo; lo llamamos ‘en papel de lija’ y vemos la piel más roja en la zona de los pliegues”.
Y el otro motivo para ir a urgencias en cualquier momento es un golpe en la cabeza que conlleva pérdida de conciencia o que encaja con alguna de estas consecuencias o situaciones que describe la doctora López Sureda:
- Un menor de 2 años cae desde más de 1 metro de altura o 1,5 metros desde 2 años
- Cuando creéis que es un golpe muy fuerte (por supuesto atropellos, pero también si un objeto le ha caído encima como un mueble, televisor, etc.)
- Si tienen vómitos
- Si os cuesta despertarlo
- SI veis que tiene golpes alrededor de los ojos o detrás de las orejas
- Si le sale sangre o un líquido claro de las orejas o la nariz