Endocarditis infecciosa, la enfermedad grave de la que los bebés neonatos son grupo de riesgo

Estos son los síntomas y tratamientos de la endocarditis infecciosa, una patología que puede afectar a neonatos y niños que precisan catéteres antimicrobianos.
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Hay enfermedades graves en cuyos grupos de población de riesgo se incluye parte de la infancia que son menos conocidas a pie de calle. Es el caso de la endocarditis infecciosa, una patología de la que son grupo de riesgo los bebés prematuros.

La endocarditis infecciosa, explica la fundación del Corazón, “es la inflamación del revestimiento interno de las válvulas y cavidades cardiacas (endocardio), producida por la infección por un microorganismo, generalmente bacterias, que crecen formando unas estructuras características conocidas como vegetaciones”. “La endocarditis infecciosa afecta fundamentalmente a las válvulas cardíacas, sean naturales o artificiales, aunque en ocasiones se puede producir en otras estructuras del corazón”, agregan desde el hospital Vall d’Hebron.

A menudo, esta infección, señalan la Dra. Carmen Olivera Avezuela y el Dr. Simón Lubián López, de la sección de Cardiología Pediátrica del Hospital Puerta del Mar (Cádiz) en este artículo divulgativo compartido por la Asociación Española de Pediatría, se produce “generalmente sobre una lesión anterior”. Por ejemplo, una cardiopatía reumática o cardiopatías congénitas. Por este motivo, añaden los doctores firmantes del artículo, son grupos de riesgo “los pacientes sometidos a cirugía cardiaca, los niños que precisan catéteres intravasculares, especialmente neonatos, los inmunodeprimidos y los adictos a drogas por vía intravenosa”.

La endocarditis infecciosa, aunque no sea tan conocida como otras enfermedades cardiacas, es “la infección cardiovascular más frecuente y es muy importante debido a su potencial gravedad y a que tiene diferentes formas de presentación”, recalcan desde el hospital Vall d’Hebron de Cataluña.

bebé llorando en una consulta médica

La enfermedad, aunque puede ser súbita y aguda, tiende a ser “subaguda y larvada”, lo cual complica y retrasa el larvado, explican los doctores del hospital del Mar de Cádiz. Además, añaden, “tiene morbilidad y mortalidad importante a pesar de los tratamientos antimicrobianos y de la difusión de su profilaxis entre los niños susceptibles”, y “se clasifican de acuerdo con el tiempo en que lleva establecida la infección (días, semanas o meses) y de acuerdo con la bacteria o microorganismo (levadura, hongo) que la causa”, apuntan desde el hospital Vall d’Hebron.

De todas las lesiones características de la endocarditis infecciosa, la principal es la vegetación endocárdica. “Se produce por la llegada de microorganismos al corazón a través del torrente sanguíneo. Estos microorganismos se fijan al endocardio, generalmente de una válvula cardiaca, y comienzan a multiplicarse, formando vegetaciones”, exponen desde la fundación del Corazón. En concreto, la vegetación endocárdica, apunta el equipo del hospital catalán, “está compuesta por la presencia completamente anómala de un agregado de plaquetas, fibrina, bacterias y células inflamatorias que se adhiere a la superficie interna del corazón- generalmente en la superficie de una válvula cardíaca- y que es susceptible de desprenderse y de causar una embolia infecciosa a distancia en otro órgano (piel, sistema nervioso, extremidad)”.

Cabe señalar, como destacan desde el hospital Vall d’Hebron, que, si bien la infancia puede padecer esta enfermedad, “su incidencia aumenta mucho con la edad, alcanzando los 15-30 casos/por cada 100.000 habitantes/año en mayores de 65 años, es decir, 10 veces superior a la de la población de menor edad”.

Un Bebé llorando - Shutterstock

Síntomas habituales

Las fuentes médicas consultadas para la elaboración de esta pieza informativa coinciden en apuntar que cuando la enfermedad evoluciona durante semanas o meses, los síntomas que predominan son “el cansancio, la falta de apetito y la fiebre poco relevante”.

Además, es posible que en este tipo de cuadros aparezcan también infecciones cutáneas, ya sea como manchas o como nódulos. Las primeras, indican desde el hospital Vall d’Hebron, no siempre desaparecen. “Los escalofríos, la sudoración nocturna, malestar general, disminución del apetito, fatiga, debilidad y molestias musculoesquelética” son otros de los síntomas compatibles con esta patología, según apuntan desde la fundación del Corazón.

Si la afectación de las válvulas cardiacas provocada por la endocarditis infecciosa es grave, se puede producir un mal funcionamiento de las mismas, lo cual puede tener impacto directo en forma de síntomas graves como la insuficiencia cardiaca, la sensación de ahogo e incluso, apuntan las fuentes citadas, “la aparición de edemas en las extremidades inferiores”.

Y si la enfermedad es aguda, que en términos médicos describe aquellas enfermedades que se desencadenan en pocos días, “los síntomas son muy parecidos a los de la subaguda, pero más graves y concentrados en unos días”, indican desde la fundación del Corazón.

Un bebé, atendido en el médico - Getty Images/iStockphoto

Tratamiento de la endocarditis

El tratamiento principal de la endocarditis infecciosa es antibiótico, generalmente intravenoso, dirigido directamente al microorganismo que la provoca. “El tratamiento antibiótico inicialmente es empírico (sin conocer con detalle el microorganismo causal) y posteriormente se selecciona en función del microorganismo aislado en los hemocultivos”, indica la fundación del Corazón.

Normalmente, el tratamiento dura varias semanas y “las dosis son altas y prolongadas en el tiempo porque las vegetaciones propias de la enfermedad están muy poco vascularizadas y el antibiótico debe penetrar por difusión desde la sangre circulante”, señalan desde el hospital Vall d’Hebron.

Existe la posibilidad, como con cualquier otra patología, de que un paciente no responda al tratamiento principal. En este caso, y también en aquellos en los que los daños valvulares son muy importantes como consecuencia de la infección, la solución es la cirugía. Esta, según la fundación del Corazón, está indicada en aquellos casos en que “es necesario sustituir la válvula afectada por una prótesis, cuando existen abscesos o cuando el riesgo de que se produzcan embolias es muy alto”.

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