El liquido amniótico en el que se encuentra sumergido el bebé durante el embarazo, contiene una gran cantidad de células fetales: las que se van desprendiendo de la piel, así como células del intestino y de los riñones, porque el bebé vierte sus excreciones en este fluido, cuando ambos órganos funcionan adecuadamente.

Esta prueba es la más utilizadas para analizar todas estas células que flotan en el líquido amniótico y así determinar si el bebé presenta algún tipo de alteración cromosómica.
¿Cuando realizar una amniocentesis?
Realizar un procedimiento invasivo como una amniocentesis debe ser una decisión en la que se deben de considerar los riesgos y la necesidad real de realizar la prueba.
Se recomienda realizar una amniocentesis cuando se detecta una malformación fetal por ecografía, debido a una posible asociación entre malformación y cromosomopatía. También se considera indicado cuando el resultado del triple screening se considera de alto riesgo (es decir, si el riesgo es superior a 1/250).
Otras indicaciones podrían ser en el caso de haber tenido un antecedente de un hijo o feto afecto de una anomalía cromosómica o cuando los padres son portadores de una alteración cromosómica.
¿Qué riesgos tiene la prueba?
La realización de esta prueba presenta algunos riesgos, entre ellos destacar la posible rotura de la bolsa amniótica, o que se puedan producir contracciones.
Se considera que el riesgo de pérdida fetal relacionado con el procedimiento se encuentra alrededor del 1% de los casos.
Estos riesgos nos deben hacer elegir esta técnica cuando las indicaciones son muy claras y siempre teniendo en cuenta la decisión final de la pareja.
¿Qué opciones tenemos?
No tener un test de cribado de primer trimestre, no nos obliga a realizar esta prueba, más aún cuando la ecografía morfológica de la semana 20 está dentro de la normalidad, sin malformación aparente.
Existen tests no invasivos con una eficacia muy alta que nos van a permitir determinar cuál es el riesgo que tiene el bebé de tener alteraciones cromosómicas sin necesidad de una prueba invasiva. Se trata del test de DNA fetal en sangre materna.
Estos tests se pueden realizar sin problema desde la semana 10 de embarazo, sin una semana máxima. Es decir, que estés de más de 20 semanas no impide que te hagas el test.
En función de los resultados de este test, valoraríamos la realización o no de la amniocentesis.
Además, hay que tener muy claro, antes de realizar esta prueba, qué haríamos en función del resultado. Porque muchas parejas tienen claro que seguirían adelante con el embarazo