Recetas atractivas para niños que detestan la fruta

Cuando los niños no prueban la fruta, no sirve de nada insistir ni explicarles que es buenísima: hay que ofrecérsela de una forma apetecible
Árbol de fruta

Cuando los niños se muestran renuentes a probar frutas, los padres pueden sentirse en una encrucijada. Por mucho que intentemos explicarles lo nutritivas que son, a veces parece que caemos en oídos sordos. Pero ¿qué tal si te digo que la clave para lograr que los niños se entusiasmen con las frutas no radica en las palabras, sino en cómo se presentan?

Cuando un niño no toma frutas, sus padres temen que pueda estar mal nutrido; algunos papás se preocupan tanto que se las dan a su hijo por la fuerza. Pero no se trata de establecer una batalla en cada comida con el niño, ni de doblegarlo; sino todo lo contrario, porque con ese método lo que se logra es lo contrario de lo que se busca: que termine aborreciendo la fruta o asociándola con el conflicto con sus padres.

Lo único que de verdad funciona es respetar al niño y predicar con el ejemplo: así, para conseguir que el niño se interese por la fruta debe ver que sus padres la toman con asiduidad y que ese alimento no falta en la mesa ni tampoco en la cocina, tanto físicamente como incluida en el recetario familiar.

No se trata de olvidarse del asunto y esperar (“como no quiere fruta, no insisto más”), sino de seguir invitándole a tomar fruta cada día sin atosigarle (“qué rica está esta naranja, ¿no quieres probarla”), porque en los primeros años es cuando los niños adquieren los hábitos alimentarios que mantendrán toda la vida. Eso sí, la tarea puede durar meses o años, hay que armarse de paciencia.

La creatividad es la moneda de cambio cuando se trata de introducir las frutas en la dieta de los más pequeños. ¿Cómo lograrlo? Transformar las frutas en opciones apetecibles y atractivas puede hacer que los niños no solo las prueben, sino que también las disfruten.

Piénsalo de esta manera: las fresas se convierten en un compañero perfecto para el cereal matutino, las rodajas de manzana pueden ser sumergidas en una deliciosa capa de mantequilla de maní o yogur, y crear brochetas de frutas coloridas puede convertirse en un emocionante juego culinario. Cuando las frutas se entremezclan con alimentos que ya les gustan, es más probable que los niños se sientan inclinados a probarlas.

Además, dejar que los niños participen en la selección y preparación de las frutas puede marcar una gran diferencia. Visitar un mercado de agricultores o una tienda de comestibles y permitirles elegir sus frutas favoritas puede aumentar su interés. Involucrarlos en la lavada de frutas o en la creación de un batido puede aumentar su emoción por probar nuevas combinaciones.

La presentación creativa también puede jugar un papel importante. ¿Qué tal cortar las frutas en formas interesantes? ¿O crear un arcoíris de frutas en el plato? La imaginación puede convertir una simple fruta en una obra de arte comestible que atraiga la atención y el apetito de los niños.

En conclusión, cuando se trata de introducir frutas en la dieta de los niños, en lugar de insistir o explicar, prueba transformar las frutas en opciones divertidas y creativas que despierten la curiosidad y el interés de los niños. Con un poco de creatividad, puedes abrir un mundo de posibilidades deliciosas y nutritivas para los paladares jóvenes y curiosos. ¡Anímate a hacer que las frutas sean emocionantes y disfrutables para tus pequeños

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