El Canal de Isabel II, empresa pública de la Comunidad de Madrid, ha puesto en marcha una campaña para reducir los vertidos de toallitas, bastones y otros productos similares en la red de saneamiento. Para presentarla, ha mostrado cómo se evita que acaben esas toallitas de bebé que se tiran por el inodoro en los ríos de la región, acción que tiene un coste extra solo en la Comunidad de Madrid de 3,5 millones de euros anuales.
Tirar toallitas de bebé (no son la mejor opción para limpiar a tu bebé) por el retrete, o discos desmaquillantes, pañales, compresas, bastones de los oídos, incluso colillas de tabaco… tiene enormes consecuencias medioambientales y económicas. Y no hay más solución que la prevención: todos y todas debemos poner un granito de arena para dejar de verter a la red de saneamiento toallitas de bebé y productos similares porque sí, tiene consecuencias muy graves.
Por ejemplo, se puede producir un atasco importante en la bajante de los edificios de viviendas en las que se acumulen vertidos sólidos de este tipo. Esto provocaría una avería grave, que afectaría a los vecinos y vecinas de dicha comunidad a nivel económico.

Además, se produce un gasto económico disparatado en su tratamiento que se podría ahorrar a los bolsillos de todas las personas contribuyentes, también de quienes tiran toallitas de bebé por el retrete, simplemente con el abandono del hábito en casa. En la Comunidad de Madrid, este coste extra es de 3,5 millones de euros anuales.
Así lo ha explicado el Canal de Isabel II, que incluye en dicho coste la instalación de los sistemas contra el vertido en la red de saneamiento (en los aliviaderos o puntos de descarga a los ríos), los costes de retirada de los residuos sólidos de los aliviaderos y el coste extra de mano de obra para la limpieza de las bombas, así como la reposición de las que quedan inoperativas y también el incremento de la factura energética. Todo ello para evitar que las toallitas de bebé y demás residuos sólidos que se tiran por el retrete contaminen el medio acuático en particular y el medioambiente en general.
La directora de operaciones de Canal de Isabel II, Belén Benito, ha remarcado que “seguimos sin aprender”, en referencia a que no se han cambiado los hábitos a juicio de la cantidad de toallitas de bebé y demás residuos sólidos que se tiran por el retrete. En la Comunidad de Madrid, sin ir más lejos, en 2024, se han retirado más de 1.500 toneladas de residuos sólidos de la red de saneamiento, y 30.000 toneladas son de toallitas húmedas y productos similares.

Así se evita que las toallitas de bebé lleguen a los ríos
Cuando tiras una toallita de bebé por el retrete —las toallitas virales de Mercadona para niños o cualquier otro producto similar—, llega a través de la red de tuberías hasta la depuradora que dé servicio a tu zona residencial. Allí se depuran, con el consiguiente gasto económico que conlleva equipar a las plantas con la tecnología necesaria para separar este tipo de residuos, que debería tirarse directamente en el contenedor gris. “Incluso las etiquetadas como biodegradables, porque si algo es biodegradable en 50 años, entonces no es biodegradable”, explica la directora de operaciones de Canal de Isabel II.
Si caen lluvias muy fuertes, la red de tuberías no da abasto, de manera que el excedente de caudal se deriva a los llamados puntos de descarga o aliviaderos, que vierten directamente a los ríos en el caso de la Comunidad de Madrid. En dicha región hay 1.200 aliviaderos y 300 tienen sistemas que evitan el vertido de las toallitas de bebé y demás residuos sólidos tirados por el retrete a ríos como el Manzanares.
Estos sistemas incluyen unas mallas o cestas de nailon que permiten el paso del agua pero no de los residuos, y unas barreras y redes que evitan la llegada al agua de los residuos sólidos como las toallitas de bebé.

Posteriormente, tras las lluvias, técnicos de Canal de Isabel II deben retirar de forma manual y con la ayuda de grúas todos los residuos recogidos en los aliviaderos, de ahí que el coste económico extra también afecte al personal que tiene que atender esta tarea que no existiría si no se tiraran por el inodoro las toallitas de bebé.
Una vez secos, los residuos se llevan a la planta de tratamiento, otra labor evitable si la ciudadanía se conciencia y deja de tirar cosas por el retrete que deberían ir al contenedor de basura directamente.