Los niños y niñas pequeños son capaces de entender palabras en idiomas desconocidos interpretando los matices de la voz. Aunque no entiendan las palabras, entienden el corazón de lo que se dice. Esa es la conclusión que podría extraerse del estudio publicado en el Journal of Experimental Child Psychology, un trabajo en el que investigadores canadienses analizaron si niños y niñas de 4 años podían reconocer emociones al escuchar frases en árabe, una lengua totalmente desconocida para ellos y ellas.
Los resultados no solo sorprenden, sino que abren una puerta que invita a la reflexión sobre cómo acompañamos emocionalmente a nuestros hijos, sobre todo en esa etapa crucial en la que están aprendiendo a interpretar el mundo más allá del significado literal de las palabras. Porque no es lo mismo decir "ya está bien" con una voz tranquila o con tono de enfado, por ejemplo, y porque su capacidad cerebral va mucho más allá de sus habilidades adquiridas en cada etapa.
Sin ir más, otro estudio reciente demostró lo bueno que es hablar a los bebés aunque no entiendan nada porque a partir de los 15 meses pueden aprender palabras sin ver el objeto que están nombrando.

De vuelta al estudio que nos ocupa, el realizado en Canadá con niños y niñas que no tenían ni idea de árabe, su hallazgo nos recuerda que los niños y niñas son expertos en captar lo que se dice sin necesidad de entenderlo todo, y que el tono de nuestra voz es una herramienta de comunicación emocional tan poderosa como subestimada. No en vano, la ciencia ha demostrado que oír la voz de una madre puede liberar tanta oxitocina como un abrazo.
Y lo más interesante de todo: esta sensibilidad no se limita a su lengua materna. Pueden leer el tono emocional incluso en idiomas que jamás han escuchado antes.

Detalles del estudio canadiense
El equipo de investigación, liderado por Susan A. Graham de la Universidad de Calgary, llevó a cabo tres experimentos con niños y adultos angloparlantes. En el primero, niños y niñas de 4 años escuchaban frases en árabe dichas con tono alegre o triste mientras veían dos imágenes: por ejemplo, un juguete intacto y uno roto. Se les pedía que eligieran cuál coincidía con la voz.
Curiosamente, en este contexto los niños y niñas no lograron asociar el tono emocional con el objeto correcto, ni con la mirada ni con el gesto de señalar. Pero en un segundo experimento, cuando se les mostraban caras tristes y felices en lugar de objetos, sí pudieron asociar correctamente la voz en árabe con la expresión facial adecuada.
Esto significa que, aunque no entendieran el idioma, sí captaban la emoción del hablante. La dificultad, eso sí, aparecía al tener que traducir esa emoción en una acción más compleja: elegir un objeto cuya connotación emocional también debían interpretar.
Por último, el estudio también se realizó con adultos, quienes fueron capaces de hacer ambas tareas —asociar prosodia con caras y objetos— sin mayor dificultad.

Lo que podemos aplicar en la crianza
Este trabajo de investigación demuestra que ya a los 4 años los niños y niñas pueden reconocer el estado emocional de otra persona simplemente escuchándola, incluso si no comprenden el significado de las palabras. El lenguaje gestual y el tono de voz tienen un gran poder comunicativo desde las primeras etapas de la vida.
Esto tiene implicaciones profundas para la crianza y la educación emocional. Reflexiones y aprendizajes que derivan de las conclusiones del estudio de las que se pueden extraer conclusiones de aplicación práctica a la crianza de los hijos e hijas. Estas son algunas de las que nos surgen tras la lectura del estudio:
- El tono importa más de lo que creemos. No se trata solo de qué decimos, sino de cómo lo decimos. Un "muy bien" puede ser alentador o sarcástico según el tono, y los niños y niñas lo notan.
- Hablar con calma ayuda a regular. En situaciones de conflicto, mantener una voz serena ayuda a que el niño se regule. Como ya exploramos en este artículo sobre las rabietas, hablar desde la tranquilidad genera un modelo de reacción emocional.
- La exposición a distintos idiomas puede fortalecer la sensibilidad emocional. Aunque el estudio no aborda directamente el bilingüismo, los resultados sugieren que escuchar distintos tipos de prosodia puede afinar el oído emocional infantil.
- Los niños observan más allá de lo que decimos. El hecho de que asociaran con facilidad el tono a una cara feliz o triste demuestra cuán atentos están a nuestras señales no verbales.

Esta investigación también refuerza la idea de que la educación emocional no empieza cuando los niños y niñas hablan, sino desde mucho antes. Cuando sienten, escuchan y observan. Por eso, una crianza consciente del lenguaje no verbal (gestos, mirada, tono) puede tener un impacto decisivo en su desarrollo emocional.
En un momento histórico donde la salud mental infantil preocupa cada vez más, entender estos matices y saber que nuestros hijos e hijas tienen ya a los 4 años una sensibilidad emocional tan afinada, puede ayudarnos a ajustar nuestras formas de comunicarnos en casa, en la escuela o en cualquier entorno.
Referencias
- Yomna Waly, Craig G. Chambers, Susan A. Graham. Preschoolers’ use of emotional prosody in an unfamiliar language. Journal of Experimental Child Psychology, 2025. DOI: 10.1016/j.jecp.2024.106190