El pediatra Carlos González, sobre la autoridad de los padres: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”

El pediatra Carlos González reflexiona sobre el verdadero sentido de la autoridad parental: no basta con dar órdenes, hay que estar presentes para acompañar y educar.
Tiempo compartido, autoridad bien ejercida: la presencia es clave en la relación con los hijos
Tiempo compartido, autoridad bien ejercida: la presencia es clave en la relación con los hijos (Midjourney_RG)

La autoridad no es solo mandar, es estar. Carlos González, referente en crianza respetuosa, recuerda en el último capítulo de su pódcast, Criar sin miedo, recuerda una verdad incómoda pero fundamental en todo lo que tiene que ver con la crianza de los hijos e hijas: ejercer autoridad sobre los hijos e hijas como padres no es solo decir lo que los pueden y no pueden hacer, sino acompañarles de manera activa mientras lo hacen. 

“La autoridad de los padres consiste en apagar la tele y dedicar tiempo a tu hijo para ver qué está haciendo y decirle lo que puede y lo que no puede hacer”, dice en un punto de su argumentario el pediatra Carlos González, cuyas reflexiones son muy enriquecedoras para padres y madres que están inmersos en la intensa etapa de la crianza de sus hijos e hijas.

Esta mirada de Carlos González al concepto de autoridad de los padres choca de frente con el modelo de autoridad superficial donde el adulto da órdenes pero luego se sienta a ver la televisión,  jugar a la consola o leer un libro esperando que el niño o niña obedezca por arte de magia. Cuando esto no sucede, se tiende a pensar que “algo le pasa al niño” y buscamos explicaciones externas antes de revisar si realmente hemos estado presentes como padres, advierte Carlos González.

La autoridad comienza estando cerca: momentos sencillos que refuerzan el vínculo.
La autoridad comienza estando cerca: momentos sencillos que refuerzan el vínculo (Midjourney-RG).

Entre la permisividad y la negligencia

Al respecto de la autoridad en la crianza, Carlos González es claro: existe, se debe ejercer y no se debe confundir con permisividad o jerarquía excesiva. 

La autoridad de los padres, apunta el famoso pediatra y divulgador, implica poner límites, pero no desde la distancia, sino desde la implicación real. “Nuestra responsabilidad como adultos, como padres es decirles qué cosas pueden hacer y qué cosas no pueden hacer. No hemos de confundir la permisividad con la negligencia”, advierte.

Es decir, no podemos dejar que hagan lo que quieran porque “somos respetuosos”, ni podemos desentendernos pensando que ya aprenderán solos. Los niños y niñas necesitan acompañamiento continuo y atención genuina para interiorizar normas y comprender los límites desde la seguridad del vínculo con sus padres. Y en este proceso, ejercer la autoridad que demanda la figura de padre o madre es importante, en opinión del pediatra.

Una familia feliz que camina unida, símbolo de acompañamiento y guía en cada paso.
Una familia feliz que camina unida, símbolo de acompañamiento y guía en cada paso (Midjourney-RG).

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad

Con un toque de humor, a modo de conclusión, Carlos González recuerda la famosa frase de Spiderman sobre las responsabilidades y los poderes: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. 

Traza este paralelismo con la autoridad del padre y madre en la crianza porque esta es también un poder, sí, pero un poder que se ejerce de forma responsable: estando presentes, compartiendo tiempo, apagando pantallas y observando de verdad qué están haciendo nuestros hijos.

Por eso, ejercer bien la autoridad no significa tampoco controlar cada paso sino ofrecer una referencia constante, cercana y disponible. Los límites son más eficaces cuando los niños y niñas sienten que sus padres están ahí, atentos, dispuestos a guiarles y explicarles lo que está bien y lo que no.

En definitiva, recuerda que no basta con decir lo que tienen que hacer a tus hijos e hijas. Necesitan que estemos a su lado, atentos a su realidad cotidiana. Esa es la verdadera autoridad: no imponer desde arriba, sino acompañar desde cerca.

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