Calor, insectos y arena: Por qué pueden romper el parabrisas de tu coche

El parabrisas sufre mucho en verano por las elevadas temperaturas, que pueden llegar a romperlo. Además, el polvo en suspensión, los insectos, la arena de las playas o los frutos y resina de los árboles, dificultan su limpieza
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Parabrisas del coche

Los cristales de un automóvil necesitan más atención que nunca durante las vacaciones de verano. Las altas temperaturas de las olas de calor y otros factores, como el polvo en suspensión o la arena de las playas, provocan que los cristales sufran mucho, que puedan romperse y que sea más difícil mantenerlos limpios.

En verano e invierno es cuando más parabrisas se rompen por las temperaturas extremas y las diferencias térmicas, que generan grandes tensiones en los cristales. Un pequeño impacto se convierte con rapidez en una rotura irreparable que puede arruinar un viaje. Si el parabrisas ha sufrido un impacto hay que acudir al taller lo antes posible.

Parabrisas sucio

En verano llueve poco, pero cuando lo hace se producen situaciones muy peligrosas. El asfalto, que ha acumulado polvo en sus grietas, se vuelve muy resbaladizo al formarse una capa de barrillo; y algo similar sucede en el parabrisas. Un barrido con el parabrisas lleno de polvo e insectos, y unas escobillas desgastadas, son sinónimo de quedarnos a ciegas al volante, según Carglass.

En verano hay que estar muy atentos a su nivel, porque lo usamos más que nunca por el polvo y los insectos. Esto hace que se gaste rápido y podamos echarlo de menos cuando más lo necesitamos.

Aunque cada vez sucede con menos intensidad, en esta época del año muchos insectos acaban estampados contra el parabrisas. Hay que usar los limpiaparabrisas regularmente para no comprometer la visibilidad y evitar que los restos de los insectos se sequen y dañen las escobillas. También puede ser necesario detenernos en una estación de servicio para limpiarlo a fondo.

La sequedad, elevadas temperaturas y los vientos procedentes de África hacen que en verano se levante más polvo y arena. Además, las grietas del asfalto se dilatan por el calor y en ellas se acumula polvo, que los automóviles levantan a su paso. Este polvo se adhiere a los cristales y reduce nuestra visión. Por otro lado, los coches estacionados cerca la playa suelen acabar cubiertos por una fina capa de polvo y arena. No hay que activar los limpiaparabrisas, ni tampoco los elevalunas, en ese momento, pues podrían dañarse y rayar los cristales. Lo ideal es llevar en el coche una garrafa llena de agua, para retirar la mayor parte de la arena de los cristales y poder conducir con seguridad antes de acometer una limpieza más profunda.

Altas temperaturas

Hay que elegir bien cuándo usar los limpiaparabrisas para limpiar el cristal, porque el barro y los reflejos del solo pueden dejarnos a ciegas unos segundos (y a 120 km/h, recorremos más de 30 metros por segundo), efecto que se intensifica con unas escobillas en mal estado.

En ocasiones, una tormenta de verano ensucia más que limpia el parabrisas, porque los cristales habían acumulado mucha suciedad y porque las propias nubes también suelen estar cargadas de polvo en esas fechas.

Cómo limpiar el cristal

Para limpiar bien los cristales en casa podemos humedecer una toalla con agua y algún jabón o producto de limpieza doméstico, y dejarla actuando durante la noche. Para manchas muy acusadas se puede utilizar un poco de bicarbonato de sodio en un paño de microfibra.

Asimismo, el producto repelente de lluvia para el parabrisas, que Carglass comercializa por ejemplo, también es muy útil en verano, pues consigue que los insectos y la suciedad se adhieran menos, facilitando su limpieza.

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