Cultivar tus propias frutas y verduras en casa es una actividad enriquecedora y educativa que puedes compartir con tus hijos. No solo promueve una alimentación saludable y sostenible, sino que también fomenta valores como la responsabilidad y el respeto por la naturaleza. En este artículo, te ofrecemos una guía completa para empezar un huerto familiar, destacando los beneficios y proporcionando consejos prácticos para que este proyecto sea divertido y exitoso.

Beneficios de cultivar un huerto en familia
1. Educación y aprendizaje práctico:
Los niños aprenden sobre el ciclo de vida de las plantas, desde la siembra hasta la cosecha. Esta actividad puede complementar sus estudios de ciencias naturales y biología. Según la Universidad de Cornell, los niños que participan en la jardinería muestran una mejor comprensión de los conceptos científicos básicos y desarrollan habilidades críticas en la resolución de problemas.
2. Fomento de una alimentación saludable:
Cultivar sus propios alimentos puede aumentar la disposición de los niños a probar y disfrutar de frutas y verduras frescas. En la Universidad de Texas A&M aseguran que los niños que participan en la jardinería consumen más frutas y verduras que aquellos que no lo hacen.
3. Desarrollo de habilidades motoras y físicas:
La jardinería es una actividad física que involucra movimientos como cavar, plantar y regar, ayudando a los niños a desarrollar su coordinación y fuerza.
4. Tiempo de calidad en familia:
Trabajar juntos en el huerto ofrece una excelente oportunidad para fortalecer los lazos familiares y crear recuerdos duraderos. Además, es una actividad que se puede disfrutar al aire libre, fomentando el amor por la naturaleza.

Pasos para empezar tu huerto familiar
1. Planificación y selección de cultivos
Antes de empezar, es importante planificar qué tipos de frutas y verduras quieren cultivar. Involucra a tus hijos en esta etapa para que se sientan parte del proyecto desde el principio. Opta por plantas fáciles de cuidar y que crezcan bien en tu clima local. Algunas opciones recomendadas para principiantes son:
- Tomates
- Lechugas
- Zanahorias
- Fresas
- Hierbas como albahaca y menta
La organización National Gardening Association ofrece guías detalladas sobre qué plantar según tu región y temporada.
2. Preparación del terreno
Selecciona un área de tu jardín que reciba al menos seis horas de sol al día. Si no tienes espacio suficiente, considera la opción de jardineras o macetas grandes. Prepara el suelo asegurándote de que esté bien drenado y rico en nutrientes. Puedes mejorar la calidad del suelo con compost casero, una tarea adicional en la que los niños pueden participar.
3. Siembra y cuidado
Siguiendo las instrucciones de siembra específicas para cada planta, siembra las semillas o plántulas en el suelo preparado. Enséñales a tus hijos cómo regar adecuadamente y la importancia de no excederse en el riego. Mantén un calendario de cuidados para que los niños sepan cuándo regar, fertilizar y podar las plantas. La paciencia y la constancia son claves en esta etapa.
Este sitio de la Universidad de Illinois dedicado a los jóvenes jardineros, cuenta con guías fáciles de seguir y actividades interactivas. Lo puedes utilizar para coger ideas antes de cultivar con tus hijos.
4. Cosecha y disfrute
El momento de la cosecha es el más gratificante. Invita a tus hijos a recolectar las frutas y verduras maduras. Esta actividad no solo es divertida, sino que también les enseña sobre el esfuerzo y la recompensa. Una vez cosechados, pueden disfrutar de los frutos de su trabajo preparando comidas saludables en familia.
Cultivar un huerto en familia es una experiencia estupenda que proporciona numerosos beneficios educativos y de salud. Es la excusa perfecta para pasar tiempo de calidad con tu familia, aprendiendo y creciendo como un equipo. Además, si a tu hijo no le gusta la verdura, esta es una oportunidad ideal para hacerle cambiar de opinión. ¡Anímate a empezar este proyecto y disfruta de todos los beneficios que trae consigo!