Tener hijos puede llevarnos a tener momentos de inseguridad y preguntarnos: ¿lo estaré haciendo bien? ¿Será lo adecuado para ellos? ¿Será suficiente? No cabe duda de que cada familia es un mundo y todas ellas deben actuar y decidir en función de las necesidades que sus hijos presenten. Sin embargo, todas ellas coinciden en que buscan lo mejor para sus hijos, atendiendo sus posibles dificultades de manera que tengan una vida lo más plena posible.
A lo largo de los años la educación ha ido cambiando y evolucionando bastante, introduciendo nuevas formas de tratar a nuestros hijos e hijas. Esto implica que nuestra manera de dirigirnos a ellos, las conversaciones que mantenemos y las normas establecidas, también son diferentes. Hace años la educación y el respeto se inculcaban a través del miedo, el castigo y las reprimidas (en ocasiones, físicas), pero, afortunadamente todo eso ha ido cambiando y las familias actuales suelen optar por otro tipo de educación más respetuosa para sus hijos.
¿Qué es la disciplina positiva?
Algunas personas piensan que este tipo de educación se basa en dar libertad total a nuestros hijos permitiéndoles hacer y deshacer a sus anchas, sin límites. Sin embargo, no están en lo cierto. Este tipo de enseñanza enfatiza con la idea de educar a nuestros hijos mediante el establecimiento de relaciones sanas y de confianza, existiendo límites que cada familia fija en función de sus preferencias o necesidades, siendo firme con respecto a ellos pero sin dejar de lado la parte emocional de nuestros hijos. No debemos olvidar que cada uno de ellos presenta unas necesidades concretas, así como una personalidad, carácter y comportamiento diferente, de manera que no podemos generalizar con todos los casos.

Este tipo de educación tiene en cuenta la integridad física y emocional de cada niño, estableciendo unos límites claros pero siempre respetando sus tiempos y necesidades y acompañándonos desde el cariño y el respeto mutuo.
¿Cómo aplicar la disciplina positiva?
Si estás dispuesto a realizar pequeños cambios que permitan mejorar la relación y comportamiento de tus hijos, te lo contamos a continuación:
- Poner límites: establecer qué límites no pueden sobrepasar y ser firmes y constantes con ellos, adaptándolos siempre a sus edad y necesidades.
- Reconoce los comportamientos positivos: no dudes en hacerles saber qué tipo de actitudes queremos que se repitan, elogiando y realzando siempre sus virtudes.
- Pon el foco en el proceso: muchas veces tendemos a centrar toda nuestra atención en el resultado final ante un esfuerzo o situación concreta, sin embargo, es importante acompañar a nuestros hijos e hijas durante todo el proceso con las posibles subidas y bajadas que esto implica. No dudes en reconocer su esfuerzo y constancia ante aquellas situaciones que sabemos que les cuestan un poco más (control de la ira, gestión de las emociones, manejo de la impulsividad…).
- Da ejemplo: no tengas duda de que eres el mejor referente para tus hijos, por ello, trata de tener comportamientos y conversaciones que les aporten esos valores que sin duda ellos mismos llevarán a la práctica.
- Comprende y respeta sus emociones: en muchas ocasiones deberemos ponernos en su lugar y empatizar con las emociones que surjan en situaciones que son frustrantes, estresantes o negativas para ellos. Es permitirles sentir sin invalidar sus emociones.
- Usa un lenguaje respetuoso.
Beneficios de la disciplina positiva
Hacer cambios en actitudes o hábitos que llevamos mucho tiempo realizando puede ser complicado, sin embargo, los beneficios que pueden aportarnos este tipo de educación son muchos. Te dejamos algunos de ellos:
- Favorece una buena relación con tus hijos: permite establecer unas bases sanas en las que prima la comunicación y el respeto mutuo.
- Fomenta la empatía: ya que a través del ejemplo que les dais como familia, están aprendiendo a tener en cuenta las emociones de los demás, valorando y respetando siempre sus emociones.
- Aumentan las conductas deseadas: ya que habremos quitado el foco de todo aquello que no queremos que se repita y estaremos más centrados en fomentar su motivación y participación llevando a cabo las actitudes deseadas.
- Podemos adaptar los límites y formas de actuar a la edad y necesidades de nuestros hijos, pudiendo hacer los cambios pertinentes a medida que van creciendo.
Recursos para saber más sobre la disciplina positiva
Educar sin gritar

Manejo de la ira para padres

Mamá no grites

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