Durante los primeros seis meses, el bebé madura y define su reloj biológico. Al principio, el sueño depende mucho de la necesidad de alimento. Pero a partir de los tres o cuatro meses, no es raro que niños que parecía que habían empezado a dormir de un tirón empiecen a tener despertares de noche y que estos despertares probablemente no sean por hambre.
Todos los niños menores de tres años se despiertan frecuentemente al cambiar de una fase de sueño profundo a otra mas ligera. En realidad, todos nos despertamos, lo que ocurre es que nos volvemos a dormir rápidamente sin darnos cuenta, pero los niños no siempre saben hacerlo. En estos despertares se dan cuenta de que sus padres no están y no les agrada.
Algunos niños necesitan reclamar al adulto y otros se vuelven a dormir sin ayuda.
No hay que alarmarse, ni pensar que existe ningún problema de sueño.
Los problemas de sueño pueden aparecer en función de la angustia que demuestren los padres y de cómo actúen en esos despertares, ya que el niño puede descubrir que es un buen momento para estar con mamá o papá o incluso para jugar.
Acude siempre
Es importante pensar cómo vais a actuar cuando se despierte para hacer siempre lo mismo.
Si el bebé no tiene hambre es mejor esperar antes de intervenir y observar, sin ser observados, qué es lo que hace. No pasa nada porque se quede un ratito despierto balbuceando en su cuna puede que se vuelva a dormir solo. Hay que darle tiempo. Suele ser una alteración pasajera.
Lo que sí es importante es que acudas y le tranquilices. En un estudio que se hizo con bebés de 8 a 18 meses se comprobó que los niños cuyos padres acudían a tranquilizarlos, un año más tarde no tenían problemas de salud ni de conducta y que dormían perfectamente (se despertaban una o dos veces, pero se volvían a dormir sin ayuda) y los padres estaban muy contentos con la relación con sus hijos. Sin embargo los niños cuyos padres no acudían y les dejaban llorar seguían despertándose y llorando y en general, los padres estaban menos satisfechos con su crianza.
Asesor: Dr Gonzalo Pin, pediatra Jefe de la Unidad de Sueño del Hospital Quirón, de Valencia.