Urticaria en bebés, ¿por qué aparece y cómo debemos tratarla?

Su aparición es muy habitual y se puede deber a múltiples factores, pero siempre se desencadena por el rechazo de la piel a un estímulo que, erróneamente, reconoce como extraño.
Urticaria en bebés, ¿por qué aparece y cómo debemos tratarla?

Hablamos de urticaria como concepto general para referirnos a cualquier irritación que se produce en la piel de tipo alérgico, pero en concreto, la urticaria es también una forma de describir una reacción muy característica que se produce en la piel de los bebés, y que si es le afecta más allá de esta, pasa a denominarse angioedema.

Los procesos de urticaria, como también ocurre en los adultos, son habituales en los recién nacidos y en los niños, y pueden producirse de forma aguda o crónica. Estas últimas pueden durar semanas o meses y las primeras se producen de inmediato, justo después de entrar en contacto con aquello que sea la causa de la reacción alérgica.

Causas de su aparición

Los alimentos, los animales, las flores, las cremas, los tejidos, los metales o los medicamentos son algunas de las posibles causas de que un bebé sufra un cuadro de urticaria. Pero no solo son cosas tangibles las que provocan este problema en la piel, sino que también el clima, la incidencia del sol o la presión pueden hacer que aparezca. Incluso alguna sustancia presente en el agua puede provocarla si se entra en contacto con ella, y hay quien opina que el estrés puede generar también una reacción en la piel. En los bebés y en los niños, al sudar, también es posible que se desarrolle un cuadro de urticaria.

Como ves, los factores que pueden desencadenar una reacción alérgica así son múltiples y muy variados, pero el proceso siempre es el mismo: la piel reacciona frente a un estímulo que, erróneamente, reconoce como extraño, por lo que se defiende creando una especie de escudo protector, de alerta, que es a lo que llamamos urticaria.

Síntomas

Lo más característico de este problema de salud son las elevaciones rojizas y bordes irregulares que emanan de la piel. Se les llama habones en el diccionario popular, y suelen picar muchísimo, de ahí que a veces se hagan heridos si los niños son ya capaces de rascarse allí donde los tengan. Es fundamental estar muy pendientes de esto para que, en caso de que se hagan rasguños, no se infecten. Dependiendo cómo sea la alergia de grave y a qué se deba, pueden aparecer y desaparecer muy rápido.

La diferencia entre la urticaria y el angioedema es que las lesiones de la primera son más superficiales. Son las mismas en ambos casos, pero en el angioedema profundizan más, provocando zonas inflamadas e induradas en el pequeño. En vez de picar, duelen mucho, hasta el punto de que suelen provocar pinchazos, sobre todo al tocar la zona afectada de la piel.

El angioedema, en general, es propio de cuadros más graves que los de urticaria. Si esta es leve, se puede observar unas horas antes de actuar, pero en caso de que sean moderadas o graves, se debe acudir a urgencias con rapidez, para evitar que puedan ir a más, especialmente si la reacción está cerca de las vías respiratorias, como es el caso del cuello o la cara.

Cómo tratarla

Los cuadros leves no tienen por qué necesitar medicación, y si esta es requerida, suele ser poca. Pero en el caso de las moderadas, el médico tomará la decisión que considere oportuna entre las opciones más habituales efectivas que disponen para tratar este tipo de reacciones: con medicación oral, antihistamínicos o corticoides si la urticaria es importante. En los casos más graves, la vida del pequeño puede estar en peligro, de ahí que en urgencias puedan aplicar corticoides, oxígeno, adrenalina o cualquier otra medida que sea necesaria para cortar el problema a la mayor brevedad posible.

Y en todo caso, ya sea leve, moderada o grave la urticaria, en la próxima visita al pediatra se le deberá informar de lo ocurrido para que esté al tanto del historial clínico del niño. Mientras tanto, es importante que los padres traten de hacer memoria y averiguar a qué se ha podido deber que su hijo haya sufrido una reacción así en la piel porque la única forma de que no vuelva a pasar es evitar que entre de nuevo en contacto con lo que la haya provocado.

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