La lactancia materna se relaciona con una presión arterial más baja a largo plazo

Muchos estudios han demostrado los beneficios que ofrece la lactancia materna tanto a la mamá como al bebé. Ahora, una nueva investigación ha encontrado que puede ser muy beneficiosa para mantener la presión arterial del niño controlada a largo plazo.
La lactancia materna se relaciona con una presión arterial más baja a largo plazo

A menudo, la leche materna es conocida como “oro líquido”, gracias a los diferentes beneficios que proporciona tanto a la mamá como al bebé. Ahora, un nuevo estudio ha revelado sus cualidades adicionales para la salud del corazón.

Si bien es cierto que hace tiempo que se sabe que la leche materna es capaz de disminuir la probabilidad de ciertas enfermedades, además de promover un mejor desarrollo físico y mental, un reciente estudio publicado en Journal of the American Heart Association ha conectado la lactancia materna con una presión arterial más baja en los años preescolares, en los niños (a los 3 años de edad).

Es más, de acuerdo a ese estudio, la cantidad de tiempo que duró la lactancia materna no afectó las lecturas más bajas de la presión arterial, por lo que incluso los bebés amamantados solo durante unos pocos días o semanas también se beneficiaron de ello.

¿Qué indica el estudio?

El estudio de cohorte CHILD (Canadian Healthy Infant Longitudinal Development), siguió a un total de 2.382 niños e incluyó tanto sus métodos de alimentación como información relacionada con la presión arterial. Además, controló otros factores relacionados, como la edad gestacional, el peso al nacer del bebé o el nivel socioeconómico de la familia, entre otros.

Luego de seguir la evolución de los niños desde el nacimiento hasta los 3 años de edad, los científicos determinaron que el 98 por ciento de los niños que habían sido alimentados con leche materna tenían lecturas de presión arterial más bajas, en comparación con aquellos que nunca habían sido amamantados.

Y, un aspecto importante a tener en cuenta, no importó cuánto tiempo fueron los niños amamantados, o incluso si fueron o no amamantados de forma exclusiva: se siguió observando una presión arterial más baja.

Pero, ¿cuál sería el motivo de este efecto? Los investigadores creen que el calostro, la sustancia que se produce antes de que llegue la leche, sea la razón detrás de dichos hallazgos. Por este motivo, enfatizan en la necesidad de apoyar inmediatamente la lactancia después del parto, para que los bebés puedan recibir los beneficios proporcionados por el calostro incluso si la mamá no continúa amamantando.

Beneficios de la leche materna para la presión arterial del bebé - Foto: Istock

Según los autores del estudio, “el calostro es más espeso y más concentrado que la leche tardía, y puede proporcionar nutrición al bebé con solo unas pocas gotas. Es especialmente importante para la liberación de anticuerpos capaces de estimular el sistema inmunológico del recién nacido, y tiene factores que ayudan en la digestión”.

De hecho, únicamente se necesitan unas pocas gotas de calostro para llenar el pequeño estómago del recién nacido, pero sus beneficios son tan amplios como increíbles. Por ejemplo, contiene una alta proporción de proteínas, vitaminas liposolubles, minerales, inmunoglobulinas y anticuerpos, y su aporte en grasa y azúcar es algo más bajo.

Los beneficios empezarían en el intestino

Durante mucho tiempo, tanto los científicos como los padres se han preguntado por qué la leche materna ejerce un impacto tan positivo en la salud del bebé, incluso de por vida. Y una de las razones podría ser que la leche materna contiene una serie de factores bioactivos que contribuyen al desarrollo de los órganos.

Cada vez existen más pruebas de que la composición de los distintos microorganismos que colonizan nuestros intestinos juegan un papel importante en muchos factores relacionados con la salud, como la salud cardiovascular, la presión arterial elevada y la obesidad.

Desde un punto de vista nutritivo, la leche materna contiene ácidos grasos, que son esenciales porque nuestro organismo no los produce, de forma que deben provenir de nuestra dieta. Son cruciales para las células, y la leche materna en sí tiene distintos componentes, diseñados específica y únicamente para cubrir las necesidades del bebé.

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