¿Los recién nacidos y los bebés pueden coger sol en la playa?

La piel del bebé es muy delicada, y puede reaccionar mal a los protectores solares. Además, puede quemarse con mayor facilidad, de ahí que no sea recomendable que recién nacidos y bebés pequeños pasen mucho tiempo al sol.
Los recién nacidos y los bebés pueden coger sol en la playa

Con la llegada del buen tiempo, y sobre todo tras la elevación de las temperaturas luego de un invierno frío y lluvioso, es normal que nos apetezca salir a la calle, o incluso ir a la playa o a la piscina a tomar el sol desde el momento en el que llega la primavera o el verano. Especialmente con el pequeño.

Los bebés pueden sufrir rápidamente los daños asociados a las quemaduras solares y al golpe de calor, tanto a corto como a largo plazo, por lo que mantener al bebé a salvo del sol es simplemente crucial.

La piel del bebé no madura de forma completa hasta aproximadamente 32 semanas después del nacimiento. Incluso si el bebé ha nacido prematuramente, esto puede ocurrir un poco más tarde. Esto significa que la piel no solo es más suave, sino que también tiende a tener un menor grosor. 

Es evidente que, cuando se pasa mucho rato bajo el sol, es fundamental el uso del protector solar, tanto para niños como para adultos. Pero generalmente éste no se recomienda para bebés menores de 6 meses de edad, debido principalmente tanto a la fragilidad como a la permeabilidad de su piel.

Protegiendo al bebé del sol

Así, el uso de protector solar en la piel de un bebé menor de 6 meses puede, como mínimo, ocasionar irritación o sarpullido, sequedad y grietas en la piel, que pueden terminar causando infecciones y, en el peor de los casos, una toxicidad química sistémica.

Aún cuando una pequeña cantidad de sol es beneficiosa para el bebé, debemos mantenerlo completamente alejado tanto como sea posible antes de los 6 meses de edad. En especial durante los primeros meses de vida del pequeño, es necesario tener mucho cuidado.

¿Cómo y cuándo ocurren las quemaduras solares?

Como ya te hemos comentado en varias ocasiones, posiblemente sabes que el sol es más fuerte entre las 10 y las 16 horas, por lo que si se desea pasar un poco de tiempo al aire libre con el bebé menor de 6 meses de edad, lo más aconsejable es hacerlo antes de las 10 de la mañana, o bien después de las 16 horas (por la tarde).

Al salir a la calle, es necesario tener en cuenta algo importante sobre lo que no prestamos cierta atención: los rayos del sol rebotan en determinadas superficies, como el cemento, la arena, el agua o la nieve.

Igualmente, el bebé también puede quemarse en otros momentos del día, e incluso en los días más nublados o cuando haya frío. ¿Por qué? Muy sencillo: a diferencia de lo que erróneamente se piensa, no es el calor del sol lo que nos provoca quemaduras, sino los rayos ultravioleta (UV) del sol.

Estos rayos UV pueden dañar la piel en cualquier momento del día, durante todo el año, incluso durante los meses de otoño e invierno. Y si tenemos en cuenta lo delgada y delicada que es la piel tanto del recién nacido como del bebé, es evidente que es aún más vulnerable.

Además, no es posible sentir cuándo los rayos UV golpean la piel del bebé, sino que los efectos se ven más tarde; en definitiva, cuando ya es demasiado tarde. De esta forma, pueden llegar a pasar varias horas hasta que aparezca enrojecimiento y dolor comúnmente asociados a una quemadura solar leve de primer grado.

Es de vital importancia mantener al bebé en lugares protegidos del sol

Cuando estamos fuera de casa con el bebé, es fundamental el uso de un parasol en el cochecito. Incluso podría ser interesante comprar una cortina de cochecito que incorpore protección UV, y que pueda ajustarse fácilmente sobre el dosel del carro para ayudar a proteger todo el cuerpo del pequeño.

Por otro lado, también es adecuado mantener al bebé a la sombra el mayor tiempo posible, ya sea debajo de un árbol o de un paraguas. Posiblemente te sorprenda descubrir que la sombra proporciona una protección que, en realidad, es parcial contra los rayos UV. Por tanto, sin la debida protección solar, incluso un bebé a la sombra podría quemarse fácilmente con el sol.

Cómo proteger al bebé del sol

El uso de ropa protectora es también fundamental, en especial cuando se va a pasar algunas horas al aire libre con el bebé. Se recomienda cubrir los brazos y las piernas con ropa ligera, y de colores claros, los cuales ayudan a reflejar el calor y mantienen la piel más fresca, en comparación con los colores oscuros, que absorben o retienen el calor.

Las telas con un tejido algo más grueso protegen la piel mejor que las telas sueltas. Para descubrir qué tan adecuada es la tela de la ropa que le vayas a poner al bebé, puedes sostenerla hacia la luz. Cuanta menos luz veas brillando a través de ella, más segura será.

Finalmente, en caso de que desees pasar el día en una playa o en el parque con el bebé, es imprescindible tener en cuenta que el día esté fresco y que no haya excesivo calor, no hacerlo durante las horas del día consideradas como más peligrosas (recuerda, de 10 a 16 horas), y utilizar una carpa protectora con protección UV incorporada al aire libre, para ayudarlo a mantener tan fresco como protegido.

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