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Autobronceadores: ¿se pueden usar durante el embarazo y la lactancia?

El autobronceado es la mejor alternativa para lucir morena sin poner en riesgo ni un milímetro de la piel.

Los productos de nueva generación distan mucho de aquellas primeras fórmulas pastosas y proporcionan un tono natural (nada que ver con el naranja de hace unos años). Además, incorporan ingredientes nutritivos e hidratantes (tu piel necesita ahora mimos extra), activos antiedad y, muchos de ellos, también factor de protección. Y como actúan sobre las células superficiales de la piel y su efecto es temporal, no entrañan ningún peligro ni en el embarazo ni durante la lactancia.

La oferta de autobronceadores es amplia: crema, mousse, espuma, leche hidratante, spray pulverizador, toallitas... Los hay para cara, cuerpo y multiusos. La elección depende de las preferencias personales y también del tipo de piel: a las grasas les van mejor las formulaciones en spray o espuma, y a las secas las texturas más untuosas, como las cremas y leches.

Para sacar todo el partido a estos productos, la clave es aplicarlos bien, y esta es precisamente la asignatura pendiente para muchas de las personas que los utilizan. La farmacéutica Leticia B. Carrera, directora del Departamento Técnico de los Centros Felicidad Carrera, de Madrid, explica cómo conseguir un moreno uniforme con los autobronceadores:  

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en la playa

Limpia bien tu piel (lo mejor, una ducha previa) y elimina las células muertas con un exfoliante suave aplicado con suaves movimientos circulares.

No te eches crema hidratante, pues anularía la acción de la DHA, la molécula que al entrar en contacto con la epidermis origina una reacción química de oxidación que tiñe las células cutáneas superficiales. Si hay una capa hidratante por medio, la oxidación no se produce.

Sigue un orden de aplicación: se recomienda empezar por los tobillos, evitando las plantas de los pies y teniendo especial cuidado con el empeine (ahí es mejor no echar producto, ya que es una zona que se pigmenta mucho, basta con arrastrar lo que sobre de las piernas). Desde los tobillos, realiza movimientos circulares por las piernas, distribuyendo la misma cantidad de producto en cada zona del cuerpo (esto es muy importante para evitar un moreno a parches). Después sube a los glúteos, abdomen, hombros y brazos, sin olvidar aplicar una pequeña cantidad en las axilas y arrastrar el exceso de producto hacia el dorso de las manos.

Cuidado con el escote. Si ya has dado a luz y amamantas a tu bebé, evita la zona cercana al pezón, ya que el autobronceador podría extenderse y alterar el sabor de la leche. Arrastra el exceso hacia el cuello para no pigmentarlo demasiado.

En la espalda pide ayuda. Para no dejar ninguna zona sin autobroncear, se debe extender muy bien.

La frecuencia de aplicación depende del producto, ya que unos permanecen en la piel más tiempo que otros. La mayoría deben aplicarse cada cuatro o cinco días para mantener bien el tono.

El autobronceador (a no ser que incluya SPF) no protege frente al sol, ya que no estimula la melanina (que es el mecanismo de protección que la piel desarrolla frente a la radiación solar). No te olvides de aplicarte un protector si te expones al sol.

Si te pasas de cantidad o te lo has aplicado mal y luces un moreno a trozos, o simplemente no te gusta el resultado, hay solución: exfolia tu piel en las áreas en las que existan excesos o imperfecciones.

Lávate bien las manos nada más aplicarlo, ya que las palmas se pigmentan fácilmente y luego costaría quitarlo.

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