Reposo en el embarazo: ideas para hacerlo más fácil
La noticia de que hay que guardar reposo suele suponer un shock para la embarazada, por el miedo a que le ocurra algo al bebé y el rollo que supone. Si te organizas bien no tiene por qué ser tan duro.
En ocasiones, surgen trastornos durante el embarazo que obligan a la embarazada a llevar una vida más relajada durante un tiempo para salvaguardar su salud y la vida de su hijo. Dependiendo del problema, el ginecólogo puede recomendar:
- Tranquilidad: evitar esfuerzos físicos y psicológicos (nada de estrés). En función de la actividad profesional, el médico valora la conveniencia de seguir trabajando.
- Reposo moderado: de la cama al sofá, sin salir a pasear. Hay distintos grados, por lo que conviene aclarar bien con el ginecólogo qué cosas se pueden hacer y cuáles no. Suele ser necesaria la baja laboral
- Reposo absoluto. Hay que permanecer tumbada en la cama las 24 horas del día, salvo para ir al baño. Se da la baja laboral
La embarazada necesita mucho apoyo
Todas las mamás desean lo mejor para su bebé, pero permanecer inmóvil durante días o semanas no es fácil. Los últimos meses del embarazo son muy pesados, pero si encima hay que pasarlos en cama el tiempo se eterniza.
En este contexto el apoyo psicológico de la familia es fundamental, especialmente si hay más hijos a los que atender.
A nadie le gusta permanecer inmóvil durante días, y aunque la mujer embarazada tiene un buen aliciente - velar por la salud de su hijo- además de aburrido, el reposo puede resultar desalentador y angustioso en una etapa en la que las hormonas andan totalmente revolucionadas y los sentimientos están a flor de piel.
El temor a perder al bebé suele acompañar a la madre en todo momento, por no hablar de la preocupación laboral que puede desencadenar una baja inesperada de duración indeterminada “¿Me tendrán que buscar una sustituta? ¿lo hará bien? ¿Me renovarán el contrato después de faltar tanto tiempo...?” y la inquietud que puede causar ver la casa hecha un desastre y no poder hacer nada. Pero no queda otro remedio, si el médico lo recomienda, hay que aprender delegar.
Guardar reposo no significa ser una enferma o inútil. Hay que intentar ver el lado positivo de este descanso obligado dejarse mimar, y aprovechar los días de relax como un placer: leer, dibujar, escribir una carta al bebé y sobre todo hablar con el bebé.
A pesar de lo dicho, todas las mamás que han pasado por una experiencia similar coinciden en que cuando tienen a su hijo en los brazos, se olvidan de todo lo pasado.
La prueba está en que la mayoría de las mamás que han necesitado reposo en un primer embarazo, se lanzan a por el segundo embarazo.
Permanecer en reposo no significa estar enferma, ni es una bula para no quitarse el pijama en todo el día. Más bien, este periodo debe tomarse como un regalo de tiempo extra, tan necesario en nuestros días.
- Cuando la embarazada debe guardar cama, el apoyo de los que le rodean, y especialmente de su pareja, es fundamental. Reposo no quiere decir aislamiento ni enfermedad y en eso el futuro padre juega un papel importante acompañando a la embarazada. Al pasar tanto tiempo inactiva no hace más que pensar en el peligro que corre el niño. Hay que esforzarse por animarla.
- Conviene dejar cerca de la cama o el sofá, todo lo necesario (agua, teléfono, mando de la tele, pañuelos, libros...) para evitar paseos inútiles y calcular los desplazamientos; si hay que moverse que sea por dos o tres cosas a la vez en lugar de levantarse varias veces.
- En cualquier caso lo importante es no angustiarse -no pasa nada porque la casa no esté perfectamente ordenada-, aprender a delegar en los demás y esforzarse por ver las ventajas del descanso inesperado. Los expertos coinciden en que tener una actitud positiva es bueno para todos e incluso llega a reducir la duración del reposo necesario.
La obligación de guardar reposo suele provocar pensamientos negativos, pero es precisamente contra este sentimiento con el que hay que luchar. El malestar de la madre se trasmite al feto e influye en él negativamente. Desde leer a escuchar música, hay muchas actividades que ayudan a mantener la mente entretenida.
- Vestirse todos los días, peinarse, maquillarse... aunque no se pise la calle, levanta el ánimo sentirse sentirse guapa.
- Hacer punto de cruz (es muy relajante), tejer un jersecito para el bebé o bordar sus iniciales en las sábanas de la cuna.
- Revisar el papeleo casero atrasado: recibos, cartas de bancos.
- Organizar las fotos del móvil: pasarlas al ordenador, ordenarlas por temas, montar un video con las mejores imágenes del embarazo para enseñárselo a tu hijo cuando sea mayor.
- Buscar el apoyo de otras madres a través de las redes, como el foro de ser padres.
- Practicar ejercicios suaves para desentumecer los músculos, siempre que el médico lo permita.
- Cuando aparezcan pensamientos negativos «odio este embarazo...» conviene visualizar el bebé, acariciarse la tripa, tratar de pensar en sus facciones, imaginar su postura, sus manitas y pensar que ya queda muy poco para conocerle.
Si ya tienes hijos
Cuando la mujer tiene más hijos, sufre más estrés. Al miedo a perder el futuro bebe, se suma el sentimiento de culpabilidad por no atender adecuadamente al otro niño.
Hay que tener especial cuidado en que el pequeño no relacione la llegada del nuevo hermano con una enfermedad de la madre, porque entonces puede pensar que el hermanito es malo y pone enferma a mamá o que esta prefiere al niño que viene en camino y por eso le cuida en la cama y no está con él.
También puedes invertir la situación y dedicar este tiempo de descanso a tu hijo: leerle cuentos, ayudarle con los deberes, ver con él su peli favorita... Aunque tengas que delegar otro tipo de cuidados (baño, cena...) en otra persona (preferiblemente el padre) hay muchas cosas que puedes hacer con él.