Si has tenido o tienes bebés en casa sabrás que uno de las etapas críticas (en lo que ha irritación y dolor se refiere) es la que tiene que ver con la salida de los dientes de leche. Algo que se produce entre los tres y los seis meses de edad.

No nos vamos a engañar, el bebé lo pasa realmente mal en el proceso hasta que le sale toda la dentadura: babea más de la cuenta, se lleva a la boca (literalmente) cualquier cosa que tiene a su alcance, incluidas las manitas, lo intenta morder todo, se queja… Eso sí, no es cierto que dé fiebre o que produzca diarrea. “Si hay fiebre o los padres notan al niño enfermo o decaído, deben acudir al pediatra, porque estos síntomas no son debidos a la erupción de los dientes”, explica la Asociación Española de Pediatría.
Y es que, cuando el diente está a punto de romper la encía, esta tiende a inflamarse, se vuelve un poco más sensible, se enrojece… Aunque esa molestia parará, de forma general, cuando el diente la rompe (ya que deja de presionarla), es cierto que el proceso le cuesta un poquito.
Por eso, es indispensable cualquier tipo de ayuda que nos ayude a que el pequeño no sufra tanto en este proceso. Por suerte, en el mercado hay una gran oferta de productos y artículos pensados para este fin: desde mordedores que se pueden meter en el congelador para que el frío les palie el dolor, hasta pomadas odontológicas calmantes.
“El proceso de la salida de los dientes no se debe medicalizar, hay que ser muy prudente con las medidas y es mejor abstenerse que tratar en exceso este pequeño problema”, explica la AEP. También asegura que, a no ser que los síntomas sean muy grandes, no es necesario acudir al médico por ello.
Como decimos, por suerte existen diferentes consejos y artículos que pueden ayudar a los padres a calmar ese dolor provocado por la salida de los dientes en el bebé.
Mojar el dedo en agua fría: ¿funciona?
Está comprobado científicamente que lo que de verdad calma el dolor o las molestias de la dentición es la presión que se pueda ejercer sobre las encías (de aquí que el bebé siempre intente morder algo). Por eso, una buena solución es que el papá o la mamá metan el dedo índice en agua fría y después ejerzan una leve presión sobre la encía del pequeño, a fin de calmarlo con el frío y con esa presión.
Dedo de silicona
Este ejercicio se puede hacer con un dedo de silicona, ya que en el mercado hay muchas opciones. Estos dedos suelen tener unos mini dientes que ayudan a masajear la encía.
Manopla de silicona
Otra opción disponible en el mercado es esta manopla de silicona: perfecta para los bebés que solo se meten el puño o los dedos en la boca. Se la podemos poner y él mismo ejercerá presión con las encías sobre la parte de silicona. Además, está dentada, por lo que le ayudará a dar un suave masaje.
Esta de la foto es de Saro Baby.

Mordedores (congelados o no)
Los mordedores son otra de las opciones que aconseja la Asociación Española de Pediatría. Existen mordedores de mil formas, pero es necesario que estén fabricados de siliconas y libres de BPAs.
El mordedor de la foto es de Oli&Carol

El chupete, un gran aliado
Otra opción recomendada es meter el chupete del niño en la nevera o en el congelador un rato y, después, ofrecérselo para que pueda morderlo con total garantía. El fresquito le calmará el dolor, al igual que la presión que él mismo ejerza sobre la encía.
¿Funcionan los collares de ámbar?
“Los collares de ámbar no producen ningún beneficio sobre la dentición y tienen el peligro de poder producir estrangulamiento, como cualquier otro objeto colocado alrededor del cuello”, explica la AEP. Por tanto, esta fuente experta recomienda por completo su uso.
Y no es el único remedio que invitar a obviar. Tampoco aconseja los populares geles que calman el dolor de encías: “contienen benzocaína que puede producir una enfermedad de la sangre llamada metahemoglobinemia, que puede ser peligrosa”.