Cuando una mujer está embarazada, es común que la piel cambie debido a las hormonas. La piel se puede volver más seca y tirante, lo que puede generar bastantes molestias y mucha incomodidad.
Para evitarlo, no hay duda que la hidratación es fundamental, siendo aconsejable seguir una rutina de cuidado de la piel, que incluya la limpieza facial, preferiblemente leche limpiadora, la cual tiende a ser mucho menos irritante.
En el caso del desmaquillado, es recomendable optar por los aceites vegetales, principalmente de jojoba o de coco, que son naturales y proporcionan a la piel una amplia variedad de nutrientes, entre ellos ácidos grasos que actúan hidratando la epidermis.
Pero, ¿qué ocurre con la exfoliación? ¿Es un tratamiento cutáneo seguro y adecuado durante el embarazo?
¿Qué es la exfoliación? ¿En qué consiste?
En relación al cuidado de la piel, la exfoliación consiste en la acción de usar un ingrediente exfoliante en la capa más externa de la piel (la capa córnea, correspondiente a la mayor parte de la superficie de la epidermis) tanto de la cara como del cuerpo.
Es una opción útil para eliminar las células muertas que se han ido acumulando en la superficie de la piel con el paso del tiempo. Esencialmente, consiste en reducir la presencia de esas células envejecidas para dar espacio a las nuevas, que encontramos ubicadas justo debajo.
De esta manera, una nueva capa de células cutáneas sube a la superficie cutánea para crecer, desarrollarse y, finalmente, permitir una mejor oxigenación de la epidermis. Esto ayuda a que la textura de la piel se vuelva más tersa, homogénea y suave, por lo que la piel recupera su vitalidad y su brillo.
De ahí que la exfoliación regular se convierta en un método adecuado, ya que estimula tanto la regeneración celular como la circulación sanguínea, ayudando a que la piel mejore su suavidad y flexibilidad.
También debemos tener en cuenta que, en términos generales, existen dos formas de exfoliación: la exfoliación física, que se puede realizar con la ayuda de una herramienta o mediante la aplicación de ingredientes granulares, y la exfoliación química, que se basa en el uso de ingredientes tópicos que actúan disolviendo las células muertas, sin necesidad de restregar el producto sobre la piel (solo basta con aplicarlo y dejar que actúe).
¿Las embarazadas se pueden exfoliar la piel de forma segura?
Es necesario saber que el embarazo puede complicar el proceso de exfoliación, especialmente cuando se utilizan ciertos ácidos o ingredientes con cualidades exfoliantes, sobre todo aquellos que podrían representar un peligro potencial para el feto.
Esto implica evitar ingredientes como el retinol y el ácido salicílico. ¿Por qué? El primero, aunque es una opción derivada de la vitamina A que se ha demostrado efectiva, por lo general no se recomienda su uso por vía tópica durante el embarazo. El segundo, por otro lado, podría absorberse en el torrente sanguíneo, provocando defectos de nacimiento.

De ahí que lo más aconsejable sea optar por cepillados en seco para el cuerpo y un paño suave exfoliante para la cara, sin utilizar exfoliantes físicos con ingredientes que podrían no ser muy adecuados.
En todo caso, también es posible optar por exfoliantes naturales que sí contengan ingredientes seguros, como el café molido, la arcilla, la sal marina gruesa o el azúcar. Y, mejor aún, es perfectamente viable aprender a elaborar nuestros propios exfoliantes caseros.
¿Cómo? Es muy sencillo: solo necesitas mezclar un yogur con un poco de miel y café molido. Una vez mezclados, es necesario aplicarlo sobre la piel del rostro y del cuerpo mediante suaves masajes circulares. Y, finalmente, retirar con abundante agua tibia.
No obstante, si deseas una exfoliación química, lo mejor es acudir al dermatólogo y, en primer lugar, informarle del embarazo. Una vez hecho esto, optará por el tratamiento más seguro y adecuado.