El embarazo es un proceso fisiológico natural, pero las decisiones y hábitos cotidianos pueden influir en cómo y cuándo ocurre el nacimiento. Uno de los factores que está cobrando mayor relevancia es el nivel de actividad física que mantiene la mujer durante el tercer trimestre, especialmente en embarazos sin complicaciones. Nuevas evidencias sugieren que no moverse lo suficiente puede retrasar el parto y aumentar la probabilidad de cesárea.
Un estudio reciente publicado en la Revista da Associação Médica Brasileira evaluó la relación entre el tipo e intensidad de actividad física en el último trimestre del embarazo y la edad gestacional al momento del nacimiento. Los resultados muestran que una mayor actividad moderada y menos sedentarismo pueden favorecer un parto oportuno y vaginal.
La investigación fue realizada con 260 mujeres embarazadas de bajo riesgo y revela datos importantes sobre cómo el estilo de vida influye en los mecanismos del trabajo de parto. Según las autoras, los hallazgos podrían ayudar a prevenir partos postérmino y reducir la tasa de cesáreas electivas o por falta de trabajo de parto espontáneo.
El estudio: actividad física y edad gestacional
El estudio analizó mujeres embarazadas que dieron a luz a partir de la semana 37 de gestación. Se dividió a las participantes en dos grupos: aquellas que dieron a luz a partir de la semana 41 y aquellas que lo hicieron entre la semana 37 y la 40+6. La principal variable analizada fue el nivel de actividad física en el tercer trimestre, evaluado mediante el Pregnancy Physical Activity Questionnaire (PPAQ).
El cuestionario clasificó las actividades según su intensidad, usando la unidad MET (equivalente metabólico de tarea). Las actividades se agruparon en: sedentarias (<1.5 MET), leves (1.5–3), moderadas (3–6) e intensas (>6). Se incluyeron tareas domésticas, laborales, deportivas y de cuidado.
Las mujeres que alcanzaron las 41 semanas realizaron menos actividad moderada y más actividad sedentaria que aquellas que tuvieron un parto a término regular.
Además, la tasa de cesáreas fue significativamente mayor en el grupo con partos postérmino (27,7%) frente al grupo de control (6,6%).

Sedentarismo y riesgo de parto postérmino
Uno de los hallazgos más importantes fue la relación entre el sedentarismo y el riesgo de que el parto ocurra a partir de la semana 41. El análisis estadístico mostró que el sedentarismo es un factor de riesgo independiente para la prolongación del embarazo.
Según el modelo de regresión logística, por cada unidad de aumento en el gasto energético sedentario (medido en MET-horas/semana), el riesgo de parto a las 41 semanas también aumentaba.
Esto significa que no solo importa el tiempo total sentado, sino cuánta energía se deja de gastar por mantener ese estilo de vida.
El estudio identificó un punto de corte específico: 35,7 MET-horas/semana de actividad sedentaria fue el límite que mejor predijo partos postérmino, con una sensibilidad del 67,1 % y una especificidad del 60,1 %. Superar ese umbral podría alertar sobre el riesgo de prolongación del embarazo.
Actividades que ayudan a iniciar el parto
Las mujeres que tuvieron partos espontáneos a término mostraron niveles más altos de actividad moderada y tareas domésticas o de cuidado. Estas actividades implican movimiento continuo, gasto energético y activación física generalizada, sin requerir ejercicio intenso.
El punto de corte para la actividad moderada fue de 64,02 MET-horas/semana. Las mujeres que superaban ese umbral tenían mayor probabilidad de iniciar el parto antes de la semana 41.
Aunque los valores de sensibilidad y especificidad fueron más bajos que en el sedentarismo, se observó una tendencia significativa.
Actividades cotidianas como caminar, cocinar, cuidar de otros niños, hacer las compras o mantener actividad laboral leve pueden ayudar a estimular los procesos fisiológicos asociados con el inicio del trabajo de parto. No se trata de hacer ejercicio extenuante, sino de evitar la inactividad.

Vía de nacimiento y nivel de actividad
El estudio también encontró una asociación significativa entre el tipo de parto y el nivel de actividad en el tercer trimestre. Las mujeres que tuvieron partos vaginales mostraron mayor actividad ocupacional y menor sedentarismo que quienes tuvieron cesáreas.
Este hallazgo sugiere que el movimiento físico no solo influye en el momento del parto, sino también en la evolución de ese trabajo de parto.
Una mujer activa puede tener mayor tono muscular, mejor oxigenación y una progresión más eficiente del proceso.
Por el contrario, niveles altos de sedentarismo podrían estar asociados a menor preparación del cuerpo para el parto, lo que podría traducirse en una mayor tasa de cesáreas por partos detenidos o falta de trabajo de parto espontáneo.
Recomendaciones e implicaciones para la salud materna
Este estudio aporta evidencia valiosa para actualizar las recomendaciones sobre actividad física en el embarazo. Si bien muchas guías ya promueven el movimiento, aún persisten miedos infundados sobre "moverse demasiado" en el tercer trimestre.
Los resultados muestran que mantener actividad moderada no solo es seguro, sino beneficioso. Incluso sin acceder a programas de ejercicio estructurado, las actividades cotidianas pueden marcar la diferencia.
Reducir el tiempo sedentario debería ser una prioridad en el seguimiento prenatal.
La educación prenatal y el acompañamiento de matronas o profesionales de la salud pueden ayudar a desmitificar el movimiento en el embarazo y fomentar hábitos saludables que mejoran el pronóstico del parto.

El movimiento como aliado en el final del embarazo
El estudio muestra que el cuerpo está preparado para moverse hasta el final del embarazo. La actividad física moderada ayuda a iniciar el parto de forma natural y reduce el riesgo de cesáreas innecesarias. No se trata de presionar, sino de acompañar activamente el proceso fisiológico.
Caminar, mantenerse ocupada, evitar el sedentarismo prolongado y favorecer actividades funcionales puede tener un impacto real en el desenlace del embarazo.
Estas estrategias también mejoran el bienestar general y la preparación física y mental para el nacimiento.
Moverse es salud, también en el tercer trimestre. Promover este mensaje desde la evidencia puede empoderar a las mujeres embarazadas y mejorar su experiencia de parto.
Referencias
- Kinay T, Mert SA, Karadeniz RS, Ustun YE. Association between the physical activity level in the third trimester of pregnancy and the gestational age at birth. Rev Assoc Med Bras. (2025). doi:10.1590/1806-9282.20241509