Tal vez has leído que en Estados Unidos el pasado verano una compañía retiró del mercado sus paquetes de salmón ahumado por riesgo de contaminación con listeria, y esa medida generó mucha inquietud en la población de ese país, sobre todo entre las embarazadas.
¿Cómo es la listeriosis?
No es para menos: la listeria es una bacteria que se encuentra en el agua dulce y salada, la carne, el pescado, la verdura, la fruta y la leche.
Se contrae al tomar alimentos crudos o mal lavados contaminados por este germen y produce una infección llamada listeriosis, que puede tener consecuencias importantes durante la gestación.
Los síntomas de esta enfermedad suelen aparecer en la madre a los pocos días de tomar el plato contaminado. A veces estos son tan leves que la enfermedad pasa inadvertida, en cambio otras veces son muy claros, la embarazada tiene fiebre, dolores musculares, diarrea y dolor de cabeza.
Pero aunque la enfermedad sea leve para la madre, para el futuro bebé puede resultar demoledora: a veces causa muerte fetal o parto prematuro. En el recién nacido puede provocar una infección generalizada ( septicemia), que deja secuelas importantes. Por eso siempre que una mujer embarazada tiene síntomas de infección, debe acudir al médico; si el doctor sospecha listerioris, le prescribirá un tratamiento con antibióticos.
Lo más importante: la prevención
La buena noticia es que esta infección se previene tomando una serie de medidas sencillas: comer solo alimentos que hayan sido cocinados, y consumirlos lo antes posible para evitar una contaminación posterior; lavar bien verduras y frutas y evitar los productos que no hayan pasado un control sanitario. También hay que evitar los productos lácteos no pasteurizados.
La listerioris es poco frecuente, la contraen entre 0,1 y 11,3 personas por millón.
Dr. Pedro de la Fuente es ginecólogo Catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Universidad Complutense de Madrid.