Calambres de implantación o de síndrome premenstrual: cómo saber cuál es la diferencia

En muchas ocasiones, los síntomas relacionados con el principio del embarazo suelen ser tan parecidos a los que surgen durante el síndrome premenstrual, que es enormemente difícil saber si se debe a una condición o a la otra, en especial cuando todavía no tenemos en las manos una prueba de embarazo positiva.
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Cuando estás deseando tener hijos, y llevas cierto tiempo intentando quedarte embarazada, lo más habitual es que tiendas a fijarte en muchos de los síntomas que surgen en tu cuerpo con la intención de descubrir no solo en qué momentos podrías estar ovulando (lo que se traduciría básicamente en que te encontrarías en el período más fértil del ciclo), sino a la hora de intentar al menos saber de antemano si la concepción se produjo, y si podrías -o no- estar verdaderamente embarazada.

Si bien es cierto que no será posible confirmar el embarazo hasta tener una prueba de embarazo positiva (incluso muchos ginecólogos prefieren esperar hasta que en el primer ultrasonido se observa que efectivamente existe embarazo, y que todo va como sería debido), existen algunos síntomas -conocidos como síntomas tempranos de embarazo- que sí pueden convertirse en una ligera advertencia: por ejemplo, de repente empiezas a tener náuseas matutinas -aunque también pueden surgir en cualquier momento del día-, sientes mayor sensibilidad y molestias en las mamas, te sientes fatigada y cansada…

No obstante, la realidad suele a ser más diferente de lo que podríamos llegar a pensar en un primer momento. Muchas mujeres tienen dificultades para determinar si están embarazadas, tienen el síndrome premenstrual o están a punto de comenzar su período. ¿El motivo? Muchos de los síntomas y señales más comunes del comienzo del embarazo, el síndrome premenstrual y el principio del período suelen incluir de hecho sensibilidad en los senos, cambios de humor, aumento en las ganas de orinar, y dolor de espalda. A lo que se le puede unir también otro síntoma más o menos común: el conocido como sangrado de implantación.

Teniendo en cuenta que los calambres de implantación pueden a su vez confundirse con el síndrome premenstrual, se trata de un síntoma difícil de asimilar a una condición o a otra. Pero lo cierto es que, ambas, poseen síntomas similares, es cierto, pero también existen diferencias únicas entre cada uno. Además, no debemos olvidarnos de algo fundamental: hay síntomas que únicamente ocurren cuando se está efectivamente embarazada.

¿Qué es la implantación, y qué síntomas se pueden producir?

Aunque es bastante probable que no sepas que estás efectivamente embarazada hasta el momento en el que veas dos líneas rosadas en tu test de embarazo (o cuando la prueba digital te indique en la pantalla que estás embarazada, y de cuántas semanas), el cuerpo ha estado trabajando duro desde el momento en el que se produjo la concepción. Aún cuando todavía no eres del todo consciente, y todavía no hayas sentido nada físicamente. Pero todo comienza con la implantación.

La implantación es el momento en el que el óvulo fecundado se adhiere e implanta con éxito en el revestimiento de la pared uterina. Y, justo a partir de ese momento, es cuando se comienza a producir la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG), la que se utiliza -y se detecta- en las pruebas de embarazo para confirmar o no la gestación.

Síndrome premenstrual

Sobre los síntomas que puedan surgir, la realidad es que para la mayoría de las personas no se siente prácticamente nada. No obstante, esto no significa que algunas mujeres no informen de la existencia de calambres leves, lo que ocurriría aparentemente en el momento de la implantación.

Cuando surgen estos calambres, suelen ser tan leves que muchas mujeres suelen asociarlo al síndrome premenstrual. De hecho, es común que lo menos que se les pase por la cabeza sea que el óvulo finalmente fecundado se está implantando en el útero, para empezar su desarrollo y evolución. Pero los médicos no están del todo seguros de si en realidad existiría relación entre ambos. Lo que sí sabemos es que estos calambres se deben al aumento de la progesterona, que ocurre durante la segunda mitad del ciclo.

¿Se trata del síndrome premenstrual?

El síndrome premenstrual sí tiende a ser irremediablemente más común que los síntomas asociados a la implantación. Se calcula que hasta un 80 por ciento de las mujeres que menstrúan lo sufren (de leve a moderado). Y los síntomas no solo incluyen calambres. También molestias en los senos, dolores de cabeza, cambios de humor, retención de líquidos y falta de energía, entre otros.

Teniendo en cuenta que muchos de estos síntomas pueden llegar a surgir también al comienzo del embarazo, la realidad es que suele ser tremendamente difícil saber si se trata por un motivo o por el otro, sobre todo cuando todavía es demasiado pronto como para hacerse un test de embarazo. En definitiva, es enormemente complicado distinguir si los síntomas que surgen están relacionados con el siguiente período menstrual, o con el embarazo en sí mismo.

La única diferencia que se puede encontrar en relación a los calambres es su intensidad. Por ejemplo, es cierto que los calambres pélvicos o abdominales, y el dolor, ocurren en mujeres antes o incluso durante la llegada del período menstrual. Y para las mujeres con síndrome premenstrual, estos síntomas a menudo sí son particularmente problemáticos. Sin embargo, cuando los calambres surgen con la implantación, al comienzo de embarazo, éstos suelen ser más bien leves.

La clave, por tanto, está en esperar al menos dos semanas, que es el intervalo de tiempo situado entre la ovulación y la implantación, o el punto aproximado en el que una prueba de embarazo sí podría ofrecer una respuesta definitiva.

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