Quizá recuerdes algunos miedos infantiles que tenías cuando eras pequeño/a. Lo cierto es que, prácticamente todas las noches, los niños de todo el mundo temen que haya un monstruo escondido debajo de la cama. Se trata, es cierto, de un miedo -o temor- tremendamente común, con el que la mayoría de los adultos pueden relacionarse. No en vano, el miedo a los monstruos no es nuevo, y Pixar supo demostrarlo bien en su afamada película ‘Monstruos SA’.
Lo cierto es que se trata de un miedo que es anterior a los videojuegos, las consolas y las redes sociales, el cual ha conseguido persistir durante generaciones. No en vano, es bastante probable que los padres y madres de esos niños que hoy en día tienen ese miedo nocturno, a su vez cuando eran pequeños también lo sufrieran.
Si tu hijo/a está convencido de que, una vez apagamos la luz de su cuarto, hay un monstruo peludo que va a salir de repente de debajo de la cama para “atraparlo”, debes saber que no estás solo. Pero en ocasiones puede ser enormemente difícil saber cómo calmar las ansiedades y temores de los niños, convenciéndolos de que pueden dormir solos en su cama, tranquila y relajadamente, sin temor a que puedan ser atacados por ese monstruo que, presuntamente, vive y duerme debajo de su cama.
El miedo a los monstruos cuando somos niños
Tendemos a pensar habitualmente que el miedo a la oscuridad, en especial a quedarse solo en medio de la oscuridad, es considerado como uno de los mayores miedos infantiles. Sin embargo, un estudio publicado en el año 2015 sugirió que, en realidad, ese miedo no sería necesariamente a la oscuridad, sino que originalmente se trataría de un miedo a la noche.
Algunos estudiosos creen que este miedo podría ser evolutivo. La noche, por ejemplo, se convierte en el momento del día en el que las personas pueden sentirse más vulnerables a los depredadores.

Consideran que es bastante probable que, la ansiedad que los niños suelen experimentar naturalmente a la hora de acostarse, alimente su imaginación, por lo que podría ser la razón por la que están tan convencidos de que, justo en el momento en el que los dejemos tranquilos (y solos), un monstruo aparecerá de debajo de la cama.
Por otro lado, tampoco podemos olvidarnos de la cultura popular, la cual puede influir muchísimo, y seguramente esté desempeñando un papel importantísimo en fomentar la imaginación de los niños acerca de los monstruos. De hecho, siempre existen libros, dibujos animados y películas que tratan sobre monstruos y criaturas de aspecto extraño.
Por tanto, antes de llevar al niño a la cama media docena de veces porque continúa insistiendo en que existe un monstruo debajo de la cama, ¿qué podemos hacer para ayudarlo? Todo depende de la edad que el pequeño tenga, lo que nos ayudará a obtener una mejor comprensión de cuáles tienden a ser los miedos más comunes a su edad.
Los miedos que surgen a cada edad
La mayoría de los temores y miedos infantiles se caracterizan por no ser racionales. Pero esto no significa que esos temores no sean verdaderamente reales:
- Niños entre 2 a 3 años de edad. Es común que suelan tener miedo de cualquier cosa que no entienden. Por ejemplo, cada vez que ven algo que no parezca del todo correcto, podrían comenzar a llorar.
- Niños entre 3 a 5 años de edad (Preescolares). A partir de esta edad es habitual que los niños suelan temer peligros imaginarios. Es cuando, por ejemplo, surge el miedo a que un monstruo viva debajo de la cama. Es normal que tengan problemas para separar la realidad de la fantasía, y es común que tengan vívidas imaginaciones, que además alimentan su miedo.
- Niños en edad escolar. Durante los años escolares, los miedos a menudo tienen más que ver con la realidad. Por ejemplo, un niño/a puede tener miedo a un perro que ladra a lo lejos, o a las tormentas eléctricas. También pueden preocuparse por la salud de sus padres, o por su propia seguridad.
¿Qué podemos hacer y cómo ayudar al niño?
Es de vital importancia mantener empatía, incluso cuando como padre o madre tendemos a sentirnos frustrados porque el niño no para de llorar, o se levanta de la cama una docena de veces cada noche. A continuación, te proponemos algunas estrategias que podrían serte de mucha ayuda:
- Valida los sentimientos de tu hijo. No debemos negar que el niño tenga temores o miedos. Es un error decirle que “no tenga miedo”. En lugar de ello, es más adecuado hacerle entender que sabemos que en ese momento está realmente asustado, lo que le enviará un mensaje claro que le hará saber que no es malo sentirse asustado. No debemos tampoco acusarlo de tratar de llamar la atención, o de ser demasiado dramático. Al contrario, es fundamental reconocer su miedo, y trabajar en formas mucho más saludables de abordar esos miedos.
- Fomenta las ilustraciones. Las obras de arte y los dibujos se pueden convertir en herramientas tremendamente útiles para permitir que los niños superen sus miedos. Por ejemplo, podríamos animarle a que dibuje imágenes de monstruos, o que pinte una imagen de cómo se sienten cuando se encuentran acostados en la cama, intentando dormir. Luego, hablar sobre esos dibujos les ayudará a sentirse más seguros.
- Mirar debajo de la cama. Antes de apagar las luces, puede ser tremendamente útil preguntarle si desea mirar debajo de la cama, y hacerlo con él, juntos. Buscar y “supervisar” esos lugares donde los niños creen que los monstruos podrían estar al acecho les será de mucha ayuda a la hora de enfrentarse a sus propios miedos y temores.
- Usa la opción del juego dramático. Podemos animar a nuestro hijo/a a utilizar animales de peluche o una casa de muñecas para mostrarle cómo alguien puede ser capaz de lidiar con el miedo a los monstruos debajo de la cama, de una forma sencilla y, sobre todo, saludable. Por ejemplo, los niños podrían representar a un niño valiente capaz de ahuyentar a los monstruos, o bien un niño que aprende a cantar mientras intenta quedarse dormido.
- Hacer juegos en la oscuridad. Cuando el miedo está directamente relacionado con el temor a la oscuridad, hacer algo divertido cuando las luces están apagadas puede ser de mucha ayuda, ya que el niño tenderá a ver que la oscuridad no da tanto miedo. Por ejemplo, podemos leerle un libro a la hora de acostarse utilizando únicamente una linterna, o contarle alguna historia en medio de la oscuridad, antes de que se duerma.
Los temores y miedos infantiles son absolutamente normales. Y la mejor forma de ayudar al niño es entendiendo por qué puede tener ese miedo, comprenderlo y animarlo a expresarlo y a ver que, en realidad, no tiene nada que temer. Eso sí, lo que nunca deberíamos hacer es burlarnos de ese miedo, ya que podría acabar siendo contraproducente.