El consejo más sencillo (y eficaz) de Álvaro Bilbao para ayudar a tu hijo con un trauma

El neuropsicólogo Álvaro Bilbao explica cómo un gesto sencillo de los padres puede evitar que una experiencia traumática se convierta en un miedo irracional en sus hijos.
Hablar con tu hijo sobre lo que ha vivido es el primer paso para sanar sus miedos.
Hablar con tu hijo sobre lo que ha vivido es el primer paso para sanar sus miedos (Midjourney-RG).

Hay escenas que, sin darnos cuenta, se quedan tatuadas en la memoria de un niño oniña… y no como experiencia positiva, sino todo lo contrario: el perro que se abalanza ladrando, la caída repentina en una escalera, el día en que se perdió de la mano de mamá en el supermercado y pasaron unos minutos eternos hasta estar de nuevo con ella, y así un sinfín de posibles experiencias traumáticas. A veces, como adultos, sentimos la tentación de decirles que “no ha sido nada” como primera reacción. Pero en su cerebro puede haber sido mucho y es un error restarle importancia si para ellos y ellas la ha tenido.

El neuropsicólogo Álvaro Bilbao, autor de El cerebro del niño explicado a los padres, lo deja muy claro: las experiencias traumáticas, incluso las aparentemente pequeñas, se graban en forma de imágenes y sensaciones en el hemisferio derecho del cerebro, el más intuitivo y emocional. Y si nadie ayuda al cerebro a entender lo que ha ocurrido, esas imágenes pueden quedarse ahí, congeladas, generando lo que más tarde conoceremos como miedo irracional. Y da igual que para ti, como adulto, no haya tenido la menor importancia.

Afortunadamente, hay un modo de evitarlo. Y no requiere grandes técnicas ni años de terapia. Solo una conversación, de esas en las que no se juzga ni se interrumpe, en la que lo importante no es quitarle importancia al susto, sino ponerle palabras.

Y es que, según Álvaro Bilbao, el truco está en permitir que el hemisferio izquierdo —el que procesa el lenguaje y la lógica— se conecte con el derecho. Esa integración es lo que realmente permite que el niño o niña supere el trauma que vivió.

Te lo explicamos y te contamos cómo lograr dicha conexión cerebral en tu hijo o hija.

Escuchar con empatía puede ayudar a tu hijo a integrar un recuerdo difícil sin que le marque.
Escuchar con empatía puede ayudar a tu hijo a integrar un recuerdo difícil sin que le marque (MIdjourney-RG)

Evitar el miedo irracional

Álvaro Bilbao explica que las imágenes traumáticas se quedan grabadas en el hemisferio derecho del cerebro: ese que no razona ni pone en palabras lo vivido, sino que retiene sensaciones y flashes visuales. Por eso, cuando un niño o niña vive una experiencia que le asusta de verdad, como un accidente o un susto fuerte, su cerebro puede no llegar a procesarla correctamente.

En estos casos, el miedo no se va. Se queda ahí, latente, y puede manifestarse más tarde como un temor exagerado o aparentemente sin causa. Esto es lo que él llama "miedo irracional". La buena noticia es que este tipo de impresiones pueden diluirse si ayudamos al niño a hablar de lo que ha pasado.
La clave, aunque no lo parezca, está en ti. En cómo te sientas con tu hijo, en cómo le preguntas qué ha pasado y en cómo escuchas lo que te cuenta, aunque solo sean frases entrecortadas o gestos.

Y es que, cuando un niño verbaliza lo que ha visto y lo que ha sentido, su hemisferio izquierdo —el racional, el del lenguaje— empieza a comunicar con el derecho. Esa conexión permite que lo que se grabó en forma de imagen o sensación intensa se procese de otra manera: se integra.

Escuchar con empatía puede ayudar a tu hijo a integrar un recuerdo difícil sin que le marque
Escuchar con empatía puede ayudar a tu hijo a integrar un recuerdo difícil sin que le marque (Midjourney-RG)

Cómo se habla importa

Lo que propone Álvaro Bilbao es sencillo pero no se puede hacer de cualquier forma. El cómo se habla de lo que ha pasado también importa. Preguntarle cómo se sintió, qué vio, qué pensó. Hacerlo sin prisas, sin minimizar su miedo, sin decir “no fue para tanto”. Porque para él o ella sí lo fue.

Es natural que como madre o padre lo primero que quieras es calmarle. Y quizás incluso tranquilizarte a ti misma, algo que está bien como paso previo a afrontar las circunstancias. Pero según el neuropsicólogo, eso no es lo más útil para su cerebro. Lo verdaderamente sanador es que el niño o niña se sienta comprendido, acompañado, escuchado.

Por eso, es importante hablar del suceso desde la calma, incluso varias veces en los días siguientes. No hace falta dramatizar. Solo estar ahí, con empatía y cercanía. Porque cada vez que lo cuenta, su cerebro lo procesa un poco mejor.

El gesto más poderoso tras un trauma infantil es sentarse a hablar, sin juzgar ni minimizar.
El gesto más poderoso tras un trauma infantil es sentarse a hablar, sin juzgar ni minimizar (Midjourney_RG)

Así, esa imagen que podría haberse quedado atrapada como un disparo de miedo, se convierte en un recuerdo desagradable, sí, pero integrado. El niño o niña podrá recordarlo sin revivirlo. Y eso, dice Bilbao, es lo que marca la diferencia entre crecer con miedos o crecer con seguridad. Ten en cuenta que a los adultos nos pasa exactamente lo mismo.

Referencias

  • Bilbao, A. El cerebro del niño explicado a los padres. Plataforma actual, 2016.

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