En el pasado, la enseñanza musical era sinónimo de disciplina estricta. Desde temprana edad, muchos niños se enfrentan a métodos que priorizan la técnica por encima del disfrute, y la memorización sobre la exploración. ¿El resultado? Aburrimiento, frustración y abandono precoz. La música debería despertar emociones, no ansiedad. Y sin embargo, muchos sistemas de enseñanza musical siguen dejando fuera a la herramienta más poderosa que tienen los niños para aprender: el juego. La infancia y la música están de modas, ¿cuántos niños hay que quieren participar en La Voz Kids? Es la propuesta que nos trae Almudena Fuentes Puntas, una virtuosa del piano y profesora de música.
Porque aprender música no debería doler... pero tampoco debería ser exclusivo. Muchos niños neurodivergentes, con una sensibilidad distinta o una forma particular de procesar el mundo, encuentran en el juego una vía única para expresarse. La música, cuando se presenta como algo vivo y emocional, puede convertirse en su refugio. Es lo que muestra con ternura la película Wolfgang (Extraordinario), donde un niño autista y con altas capacidades descubre en la música una forma de comunicarse y conectar con los demás. Como Wolfgang, estos niños no necesitan menos exigencia, sino más imaginación. Más emoción. Más juego.
Jugar es cosa seria (también en la música)
Numerosos estudios confirman que el juego es una vía natural y efectiva para el aprendizaje. En contextos lúdicos, los niños conectan emocionalmente, se expresan sin miedo y experimentan sin preocuparse por el error. En otras palabras, aprenden de forma más profunda y duradera.
Pero, ¿cómo trasladar ese enfoque a algo tan estructurado como el piano? La respuesta llega de la mano de una propuesta innovadora que mezcla música, emoción y narración: el método Zolfa.

Un piano, un cuento y un elefante
Zolfa es un elefante gris que guía a los más pequeños en sus primeros pasos musicales. Nacido del imaginario de Almudena Fuentes Puntas —pianista y profesora con más de veinte años de experiencia—, este personaje protagoniza una colección de libros que enseñan piano desde lo narrativo y lo emocional.
¡Cada uno es como es! Unos son altos, otros son bajos, los siguientes necesitan gafas y otros son flacos. No podemos ser todos iguales. ¡Pero nadie es mejor o peor que el otro!
De Las travesuras de Zolfa, Almudena Fuentes
Cada volumen propone un viaje: una historia ilustrada que se entrelaza con partituras accesibles, juegos musicales, ejercicios emocionales y actividades creativas. Así, el niño no solo aprende a tocar, sino que también vive lo que toca.
El Proyecto Educativo Zolfa se materializa en una colección de libros pensados para aprender música desde la emoción, la narración y el juego. Hasta la fecha, ha dado lugar a cuatro obras que avanzan progresivamente en dificultad y técnica, manteniendo siempre el enfoque lúdico. En 2021 se publicaron los dos primeros títulos: Las travesuras de Zolfa (para edades de 3 a 6 años) y El mundo de Zolfa (de 6 a 9 años), donde un grupo de elefantitos en edad escolar vive historias que abordan no solo el aprendizaje musical, sino también la inteligencia emocional y conflictos reales de la infancia.
En 2022, la autora lanzó un método visual para aprender notas musicales pintando, y en 2023, un libro de arreglos sencillos de partituras clásicas y modernas para principiantes. El proyecto sigue en marcha: nuevos volúmenes están en camino, ampliando un universo pedagógico que demuestra que aprender música puede ser tan natural como contar un cuento.

El poder del relato emocional
El gran acierto de Zolfa no es solo su estética o su accesibilidad, sino su capacidad para convertir cada ejercicio en una vivencia emocional. Aprender una pieza no es solo ejecutar notas: es ayudar a Zolfa a cruzar un río, acompañar a una niña en una tormenta o conocer la historia de Clara Schumann. Aprender música a la vez que se ejercita la comprensión lectora, una combinación muy educativa.
No debéis permitir que nadie os haga daño. Debéis defendernos de los abusones
De El mundo de Zolfa, Almudena Fuentes
Este enfoque crea un vínculo profundo entre el niño y la música, porque ya no estudia por obligación, sino porque quiere saber qué pasará después. Se implica emocionalmente. Juega a sentir.
Una alternativa real al método tradicional: la mente detrás del método
A diferencia del modelo académico convencional, que suele desconectar al alumno de lo que toca, el método Zolfa propone una educación musical que no renuncia al rigor, pero que pone la emoción y el juego en el centro del proceso. Se trata de aprender piano como quien aprende a contar historias: paso a paso, con imaginación, sin miedo al error y con ganas de volver cada día.
Almudena Fuentes Puntas nació en Tarifa (Cádiz) en 1978 y ha dedicado su vida a la música, la docencia y la creatividad. Se formó en el Conservatorio de Música y se graduó en Almería, con especialidad en piano y composición. Su trayectoria profesional comenzó a los 20 años, como docente en una escuela Yamaha de Algeciras y pianista en el histórico Hotel Reina Cristina, participando también como cantante e intérprete en distintos eventos culturales de la zona.
A lo largo de los años ha completado su formación con clases magistrales de piano con catedráticos como Ángel Sanzo y Ana Guijarro, y de canto lírico y moderno con figuras como Óscar Grau y Cecilia de Bruno, además de formarse en el sistema Rockschool. Paralelamente, ha ampliado su perfil educativo con estudios en escritura creativa, coaching, pedagogía y musicoterapia en la Universidad Rey Juan Carlos, así como en psicología gestáltica (Escuela SAL de Jerez) y cuentoterapia (Escuela de Cuentoterapia de Málaga).
Actualmente, compagina su labor como profesora de piano y canto en la Escuela de Música Islamúsica de San Fernando, adscrita a Rockschool, con talleres de cuentos y música que imparte en bibliotecas, librerías y ferias del libro en Cádiz y Sevilla. También colabora con la Universidad de Cádiz en los talleres narrativos “Cuentucas”.

Aprender desde el placer
Cuando el aprendizaje se asocia con el disfrute, no solo se recuerda mejor: se vive con el cuerpo, con la emoción y con sentido. Aprender desde el placer es más que una opción pedagógica: es un derecho de la infancia. Esta es la base del enfoque que propone Zolfa, donde el juego no se considera una pausa entre lecciones, sino el camino mismo hacia el conocimiento. Un lenguaje universal que conecta a los niños con su curiosidad, su deseo de explorar y su capacidad natural para expresarse.
En este universo, la música no se impone: se descubre, se siente, se imagina. Las partituras se transforman en mapas de aventuras, los errores se convierten en oportunidades, y cada nota tiene un propósito emocional. Así, la enseñanza musical se aleja del miedo y se acerca a la vivencia.
Zolfa, con sus personajes entrañables y melodías accesibles, no es solo un método: es una puerta abierta al arte desde la ternura. Una forma de tocar sin miedo, de leer con emoción y, sobre todo, de aprender jugando… para no dejar nunca de aprender.