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Problemas de espalda en niños, ¿cuándo preocuparse?

Aunque la patología de la espalda es un motivo de consulta frecuente en pediatría, el dolor en niños no es tan frecuente como en los adultos. ¿Cuáles son los problemas más comunes?

¿Pueden tener los niños dolor de espalda? La mayor parte de las veces, detrás de este dolor no hay ninguna alteración anatómica y tienen una evolución favorable. Sin embargo, en niños de corta edad, por debajo de los 4 años de edad, se debe realizar un estudio más completo para descartar patologías importantes, como infecciones o tumores.

Foto: Istock

Problemas de espalda en niñosFoto: Istock

Lo primero que haremos en el estudio de un niño con dolor de espalda es realizar una historia clínica bien detallada y una exploración física. Debemos preguntar si existen signos de alarma:

  • Dolor constante de más de un mes de evolución
  • Fiebre
  • Pérdida de peso o de apetito
  • Dolor grave que no mejora con los analgésicos o cada vez es más intenso
  • Dolor que despierta al niño o niña durante el sueño
  • Sensación de pérdida de fuerza o adormecimiento en alguna extremidad

Además, exploraremos al niño buscando el punto donde le duele, palpando la espalda, además del abdomen si el dolor se refleja. Buscaremos zonas de gibas, propias de la escoliosis y valoraremos la fuerza y sensibilidad de piernas y brazos.

Para completar el estudio, pueden ser necesarias analíticas de sangre y pruebas de imagen, como radiografías, TAC o resonancia magnética.

En cuanto al tratamiento, la mayoría de las lumbalgias mejoran con tratamiento conservador: analgésicos, calor local y evitando las posiciones o movimientos que provocan dolor. Si la causa del dolor es otra, según lo que hayamos diagnosticado, procederemos al tratamiento.

Escoliosis en la infancia

La escoliosis es una deformidad de la columna vertebral. No solo las vértebras se van a desviar de su eje, es que van a rotar sobre sí mismas. De esta manera, encontramos que la columna vertebral no solo está deformada en forma de “S” o de “C”, sino que también está “retorcida” sobre sí misma.

Las causas son múltiples y, aunque puede deberse a problemas congénitos o neurológicos, la mayoría de las veces nos encontramos con una escoliosis idiopática, es decir, de la que no conocemos la causa. Dentro de este tipo de escoliosis dividimos entre aquella que aparece en menores de 10 años (escoliosis de inicio precoz) y en mayores de 10 años (escoliosis idiopática del adolescente).

Normalmente, no produce ningún síntoma ni dolor y, de hecho, si aparecen estos signos, conviene descartar otras causas. La mayoría de las veces se detecta en las exploraciones de las revisiones de salud o son los padres los que consultan con el pediatra porque notan asimetrías en la altura de los hombros, costillas que sobresalen más de un lado que de otro, o los omóplatos desalineados.

¿Cómo se diagnostica?

En la exploración, buscaremos asimetrías entre ambos lados de la columna, prominencias, diferencia en la altura de los hombros, desviación del tronco hacia un lado…Y no solo valoraremos la espalda, también si hay una pierna más larga que otra y esta sea la causa de la asimetría.

La prueba clínica que más información proporciona es el test de Adams. Colocamos al niño de pie, preferentemente en ropa interior para ver la espalda y piernas.

Foto: Istock

Diagnóstico del dolor de espalda en niñosFoto: Istock

Nos ponemos detrás de él y le pedimos que se incline hacia adelante, flexionando el tronco, como si quisiera tocarse los pies, con las rodillas estiradas. Observaremos si existe una prominencia o giba en uno de los lados de la espalda.

En caso de sospecha de escoliosis se completa el estudio con una radiografía. En esta prueba veremos si existe una curva y donde está. También permitirá valorar cuan rotadas están las vértebras y la magnitud de la curva. Se habla de escoliosis cuando el ángulo de la curva es mayor de 10 grados.

¿Cuál es el tratamiento?

El objetivo del tratamiento es evitar que la escoliosis progrese a deformidades importantes cuando el niño crezca. Encontramos tres opciones de tratamiento:

  • Observación. En caso de curvas pequeñas o adolescentes que han completado su crecimiento podemos simplemente ir controlando la escoliosis en las sucesivas revisiones.
  • El tratamiento ortopédico mediante corsé. Podemos usarlo en niños, que aún están creciendo.  Es muy importante explicarles a los padres que el corsé no detiene la enfermedad ni la cura, simplemente enlentece o frena su progresión.
  • La cirugía se reserva para curvas de gran magnitud (mayores a 45-50 grados) y en pacientes que han terminado el crecimiento.

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