Si tú bebé no gatea en el séptimo mes de vida, cosa que sí hace el de tu mejor amiga, no te preocupes. Cada pequeño tiene su ritmo de desarrollo y, aunque se pueda y se deba estimular, es necesario respetar dichos ritmos. Por ese motivo se contemplan márgenes relativamente amplios para estipular cuándo un recién nacido debe empezar a mostrar una habilidad concreta. En el caso del gateo, este abanico va desde los seis a los diez meses.
Eso en el caso de los bebés que decidan gatear, ya que los hay que no terminan de adaptarse a esa postura característica de cuatro patas con rodillas apoyadas en el suelo, por lo que directamente la omiten hasta que aprenden a caminar. Muchos sí pasan por una pequeña fase en la que imitan lo que podríamos llamar la posición de la araña, andando con cuatro patas, con la ayuda de manos y pies.
Para lograr el gateo, ya no la mencionada postura de la araña, se deben dar distintos factores. De entrada, es necesario que controle la postura del cuerpo al sentarse. Para ello, a su vez, tendrá que ser capaz de mantener la cabeza erguida. A partir de aquí, al menos tres detalles más son necesarios para que gatee: por un lado, que el bebé controle el equilibrio; por otro, que tenga lo suficientemente fortalecida la musculatura de su cuerpo; y, además, que sea capaz de coordinar el movimiento de sus piernas y sus manos con el de su cuerpo.
Necesidad de explorar
Es importante que sepas que no existe una técnica concreta de gateo. Esto es, hay una postura ortodoxa que todos tenemos en mente, pero no quiere decir que esté mejor que otras, sobre todo en los primeros compases en los que empiece a gatear el pequeño. Puede ser que se desplace sentado, con una rodilla apoyada y la otra no, o haciendo la serpiente, por citar algunos ejemplos.
De la posición de sentado lo normal es que pase bastante rápido, de forma gradual eso sí, a la de gateo, y una vez se sienta seguro así, empezará con el movimiento porque su necesidad de explorar es irrefrenable. En este momento debéis adecuar la casa a nivel de seguridad para evitar sustos que tengan que ver con puertas, enchufes y esquinas picudas, entre otras cosas. Y también podréis estimularle jugando con él a su altura. Podéis separos y animales a que vaya a vuestro encuentro o recurrir a objetos que le sean atractivos para que se anime a ir a por ellos.