Está todo inventado, dicen muchos adultos. Sí, pero no. En lo que respecta a la comida y los niños, hay que darle una vuelta y esforzarse un poco para, por ejemplo, convencer a tus hijos e hijas, de que la dieta del verano no puede estar hecha solo a base de helados y batidos. Ni tampoco de sus platos calientes favoritos. Y no, ya te lo adelanto: salvo excepciones, no vas a conseguir en dos días que tu peque disfrute con el gazpacho ni con la ensalada de tomate como lo haces tú, que cenarías este menú todos los días de julio y agosto (si no lo hiciste ya durante todo el mes de junio).
No está de más, aunque no podamos hacer magia y la mayoría de los consejos ya los conozcas, repasar cómo se puede ayudar al cuerpo, tanto de los niños como de los adultos, a sobrellevar mejor el calor del verano, que es sofocante en muchas zonas del país.
En una lectura rápida te dejamos la miniguía de consejos para lograr que tus peques lleven mejor el calor a través de la comida. Y que estén también más protegidos —la hidratación es clave en verano y se puede lograr con sólidos también—, estos meses de verano.

¿Qué alimentos ayudan a los niños a combatir el calor?
“Hay alimentos que, por su composición y su efecto en el cuerpo, nos ayudan a mantenernos frescos y ligeros durante los días de más calor”, explica Laura Jorge, dietista nutricionista. No son los refrescos o los helados, que pensamos que son muy refrescantes, y que hacen las delicias de los niños y niñas en verano pero en realidad no les quitan la sed y, encima, no son saludables. El verdadero alivio comienza con una buena hidratación y una digestión ligera.
Frutas y verduras
Frutas y verduras de temporada como la sandía, el melón, el pepino o el tomate son grandes aliados. Además de ser sabrosos y apetecibles en verano, están compuestos en su mayoría por agua y aportan vitaminas, minerales y antioxidantes. Puedes ofrecerlos como snack, en ensaladas o como base para sopas frías.
Aquí entra el juego, por ejemplo, el gazpacho de toda la vida. Si insistís, y les explicáis lo bien que hace sentir en verano cuando lo tomáis, acaban cogiéndole el gusto todavía en la infancia. Y en cuanto a los horarios, dentro de que mantener una rutina con las comidas es lo recomendable, en realidad, un trozo de sandía encaja a cualquier hora del día en verano.
Lácteos fermentados
Los lácteos fermentados como el yogur o el kéfir también son recomendables, según Laura Jorge. Son frescos, fáciles de digerir y beneficiosos para la microbiota intestinal. Ofrece un yogur natural con frutas o crea una crema fría a base de kéfir como alternativa ligera y nutritiva.
Es probable que el kéfir, si no lo comen a menudo, lo rechacen, pero un yogur natural es un alimento básico en la infancia —sin azúcares añadidos en el producto o a posteriori por vosotros cuando se lo coman, ni tampoco que sea un yogur de sabores—.
No te olvides del agua
Por otro lado, la dietista nutricionista incide en que no olvidemos el agua. En verano, mucha agua y los menos refrescos posibles. Aunque no sea un alimento como tal, es esencial.
Si cuesta que la beban sola, puedes probar añadiendo rodajas de fruta, hojas de menta o pepino para hacerla más atractiva, aunque es probable que lo sea menos si hablamos de niños y niñas pequeños. En cambio, con los adolescentes seguro que es bien recibida con este aspecto de refresco bien “tuneado” con el hielo, las hierbas o los cítricos. El objetivo es mantenerse bien hidratado, porque es lo más importante para que el cuerpo regule su temperatura y funcione correctamente.

Las hierbas son un aliada para combatir el calor
Son alimentos más difíciles de introducir en la infancia, pero como pista, es interesante saber que Laura Jorge aconseja jugar con las hierbas frescas como la menta o la hierbabuena para ayudar a combatir el calor en verano con la alimentación.
Quizá no habías caído —yo no lo había hecho— que el mentol es una sustancia que genera una sensación de frescor inmediata en la boca y el organismo que también ayuda a combatir el calor. Preparar infusiones frías, aguas saborizadas o ensaladas de frutas con estas hierbas es un acierto durante los meses de calor.
Y aunque tampoco sea fácil de introducir con los peques si no lo han tomado desde pequeños, otro alimento útil es el jengibre. Aunque tiene un sabor más intenso, Laura Jorge explica que favorece la sudoración, lo que ayuda al cuerpo a regular su temperatura. Una bebida fría con jengibre y limón adaptada a los peques, por ejemplo, es una opción revitalizante en verano.

Miniguía rápida: consejos prácticos para combatir el calor con la alimentación
En resumen, y como lo prometido es deuda, aquí te dejamos la miniguía rápida con las claves prácticas para ayudar a tus hijos e hijas a combatir el calor del verano a través de la alimentación:
- Elige frutas frescas y jugosas: sandía, melón, uvas (ni enteras ni con prisas si son pequeños) y naranjas son perfectas para hidratar y alimentar a la vez. Puedes cortarlas en trocitos y servirlas en recipientes de colores llamativos para hacerlas más divertidas.
- Evita bebidas azucaradas: aumentan la deshidratación. Mejor lleva siempre agua, y si quieres variar, saborízala con frutas, pepino, jengibre o menta.
- Aprovecha los antioxidantes para proteger la piel: incluye tomates, zanahorias o espinacas en ensaladas de verano o platos fríos. Son beneficiosos y coloridos.
- Incluye platos fríos en las comidas principales: gazpachos, salmorejos, sopas frías o cremas de verduras no solo hidratan, también se digieren mejor y apetecen más con calor.
- Limita los caprichos dulces: los helados pueden estar presentes, pero no ser la base. Sustitúyelos por polos caseros de frutas o yogur congelado.
- Haz de la hidratación una rutina: como si fuera lavarse los dientes, que tomen agua al levantarse, antes de salir y después de jugar.