Lápices, ceras, rotuladores... ¿qué es mejor para que aprendan a pintar los peques?
Depende en gran medida de la edad del niño y no podemos olvidarnos de las acuarelas y la pintura de manos, una alternativa genial para que los más pequeños descubran esta disciplina artística.
Pintar es una de las actividades que más disfrutan los niños pequeños. Sus beneficios son múltiples, desde el desarrollo de la creatividad y la sensibilidad hasta la mejora en su capacidad de concentración, pasando por el refuerzo del autoestima que les supone y lo relajante que es. Pero tan importante como estas y otras ventajas es lo motivante que es para ellos.
Y ya sabemos que si hay motivación, es mucho más probable que haya aprendizaje. Tiene además una cosa muy buena la actividad de colorear, que se puede hacer también en casa con facilidad, del mismo modo que la hacen en el cole, que es donde suelen coger por primera vez una cera, un lápiz y un rotulador, los tres materiales más utilizados para pintar por los más pequeños.
¿Cuál es mejor de los tres? Realmente no hay uno que lo sea, sino que su uso depende sobre todo de la edad del peque y también del contexto.
Uno para cada etapa
Lo más recomendable es comprar en primer lugar unas ceras gruesas, que pintan peor que las delgadas de toda la vida pero que son mucho más fáciles de agarrar, y esto no es un aspecto menor porque los niños de dos años en adelante, que es cuando más o menos empiezan a trastear con el dibujo y la pintura, están en pleno desarrollo psicomotor y no les resulta fácil coger lápices o ceras finas. Además, las ceras gruesas tienen otra ventaja: apenas manchan. Ni las manos ni la ropa, y también es más difícil pintar con ellas superficies que no sean el papel. Son más disimuladas y limpias, en definitiva.
Poco a poco, a medida que el niño crece y aprende a coger bien la cera, se le pueden facilitar las mencionadas ceras delgadas, si bien hay que tener en cuenta una cosa: son delicadas, al menos en comparación con las gruesas, muy difíciles de romper incluso para niños tan pequeños que suelen apretar mucho al usarlas sobre el papel. Su ventaja, por contra, es que pintan mejor y siguen siendo igual de limpias, o más, que las gruesas.
Precisamente el hecho de que aprieten tanto es uno de los hándicaps de los lápices de colores, que pueden pasar la mayor parte de la actividad sin punta si se les deja pintar con ellos a niños que todavía no hayan aprendido a coger el lápiz. Por eso, lo recomendable es o bien esperar a que en el cole haya aprendido a ello -el famoso piquito de pato para aprender a agarrarlo bien-, o se les puede enseñar en casa a hacerlo aprovechando el paso previo de las ceras. Ten en cuenta además que si pintan mucho con lápices de colores, para fomentar su autonomía, lo suyo es que manejen también el sacapuntas, y esto es algo que no resulta tan sencillo en niños menores de cuatro años aproximadamente.
Por último tenemos la alternativa de los rotuladores, que han adelantado por la derecha a los lápices de colores porque son muy resistentes y porque se han desarrollado modelos aptos para niños muy pequeños. Básicamente, lo que ofrecen es una fácil limpieza al acabar la actividad, ya que salen muy bien de las manos e incluso de la ropa también. Desde luego, no les pasa ni parecido a los rotus de toda la vida, que puedes estar horas frotando el dedo para quitar una mancha de su tinta y que no salga. Al final, el niño va al día siguiente con restos en las manos que parece que no se ha lavado las manos.
Los rotuladores, por lo tanto, si son de los que se borran con facilidad son una buena opción intermedia entre ceras y lápices de colores porque además suelen ser también más gruesos, y eso facilita a los niños cogerlos. Eso sí, cuidado con dejar los rotus en manos de un niño al que no vas a poder supervisar en algún momento. No solo por el hecho de que no se los lleve a la boca -esto puede hacerlo con cualquiera de los tres materiales-, sino porque puede dejar las paredes de la casa como las de una pinacoteca de arte contemporáneo.
A medida que se van familiarizando con todos los materiales ya pueden alternar su uso sin problemas. Y no te olvides de las acuarelas y también de la pintura de manos, una de las actividades que más disfrutan los niños más pequeños, y que es una excelente manera de que descubran la pintura aquellos que todavía no son capaces de manejar bien una cera o un rotulador.